Fernando Miranda Monsalve, arquitecto Universidad de Chile
Secretario Regional de Organizaciones del Partido Comunista de Chile
Ayer domingo fallece a los 90 años la compañera Mireya Baltra, ex diputada por el Partido Comunista de Chile. Nacida en Santiago el 23 de febrero de 1932, fue suplementera, dirigenta sindical, reportera y socióloga.
Para los comunistas de Puerto Aysén, su paso gentil y modesto aún son recuerdos vivos en los comunistas porteños. Al ser relegada por el tirano en Puerto Aysén, el partido le había destinado a pasar su relegación en el ex Hotel Aysén, sin embargo, la compañera lo descartó fiel a sus convicciones, y pidió ser acogida en casa de compañeros del partido.
Fue así como llegó a pasar este tiempo de exilio interno en una modesta casa en calle Eusebio Ibar, en plena población Pedro Aguirre Cerda de Puerto Aysén. La casa de la compañera Georgina Cárcamo fue el lugar de elegido, y rápidamente se convirtió en el sitio de reuniones clandestinas. La dictadura había proscrito al Partido Comunista y cualquier tipo de reunión significaba la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado. Sin embargo, la valentía de los compañeros de Aysén siempre logró sortear este obstáculo.
Ella era hija de suplementero y no dudó en seguir el oficio familiar, su padre José Baltra Baltra, fue miembro del Partido Radical y dirigente de la federación de suplementeros. Su padre, un hombre de muy buen carácter le enseñó a defenderse junto a su hermana, ya que en esa época los suplementarios eran violentados constantemente en una actitud clasista. "Los suplementeros éramos tratados como lo peor".
Puso su quiosco de venta de diarios a los 18 años y desde ese lugar, en Matías Cousiño con la Alameda, podía ver como se abusaba del trabajador, del pueblo y de los más pobres. Ya a sus 18 años no dudaba para defender a los vendedores ambulantes, que al igual que hoy eran perseguidos por carabineros. Desde su juventud se integró al Partido Comunista e ingresó al Sindicato de Suplementeros hasta llegar a ser dirigenta de la Central Única de Trabajadores (CUT).
Mireya estudió en el Liceo Manuel de Salas y el Liceo N° 5 de Niñas de Santiago, fue reportera de la Revista Vea entre 1948 y 1950 y luego se desarrolló como columnista del diario El Siglo, entre 1950 y 1953.
En el Gobierno del presidente Salvador Allende fue ministra del Trabajo y Previsión Social en 1972. Propuesta por el Partido Comunista para que asumiera el Ministerio del Trabajo en el Gobierno de Allende, se convirtió en la primera mujer Ministra en Chile y Latinoamérica.
En 1969 fue electa diputada por la Séptima Agrupación Departamental de Santiago. En ese periodo, que terminaba en 1973, integró la Comisión de Vivienda, de Hacienda, de Educación Pública, de Trabajo y de Gobierno Interior. En este periodo trabajó para la aprobación de la Ley de Previsión Social y en las mociones que otorgaron calidad jurídica de obreros a las empleadas domésticas.
En 1973 fue reelecta diputada por el periodo 1973-1977, sin embargo, la dictadura acabó con el Congreso elegido democráticamente
Para el golpe de Estado se fue al cordón Vicuña Mackenna a defender el Gobierno de Allende junto a los trabajadores, Mireya entendía que su seguridad estaba junto a los trabajadores y como siempre y de acuerdo a su carácter, dispuesta a defenderse con todos los medios.
Después del golpe cívico militar, se asiló en la embajada de Holanda, durante nueve meses, junto a los parlamentarios de entonces Gladys Marín, Orlando Millas y Julieta Campusano. En julio de 1974 partió al exilio a Holanda durante un año, tras lo cual partió a Checoslovaquia donde permaneció entre 1975 y 1984, donde trabajó en la Federación Sindical Mundial.
En 1987 junto a Julieta Campusano entra clandestinamente a Chile atravesando la cordillera de Los Andes a caballo, acompañadas por arrieros y dirigentes del Partido Comunista Argentino.
A su llegada a Chile se presentan Julieta Campusano y Baltra ante los Tribunales de Justicia acompañadas de los abogados Enrique Krauss y Jaime Castillo Velasco, quienes presentan en favor de ellas hábeas corpus (recurso de amparo). El régimen militar las relega, enviando a Campusano a Camiña al norte de Chile y a Baltra a Aysén, al sur del país.
Al volver a Santiago se incorpora a la lucha contra la dictadura militar. Fue detenida luego de una conferencia de prensa clandestina, junto a José Sanfuentes, Américo Zorrilla y Guillermo Scherping.
En su detención fue aplicada la Ley de Seguridad Interior del Estado y asociación ilícita por un magistrado de la corte de Apelaciones sentenciándola a prisión, pena que debió cumplir en la Cárcel de Mujeres ubicada en la calle Santo Domingo en Santiago.
Ayer muere una mujer valiente, que pasó de ser suplementera en un quiosco a ser la primera mujer Ministra en Latinoamérica.
¡Honor y Gloria a la compañera Mireya Baltra!