Señora
Karina Acevedo Auad
Intendenta Regional de Aysén.
El burdo atropello a su dignidad sufrido por mi hermano Juan Carrasco Muñoz, propietario del fundo La Cabaña, Coyhaique Alto, provocado por funcionarios de la PDI, servicio dependiente de Gobierno Interior, nos lleva, a requerir su atención, ante el desamparo y abuso que hemos sufrido como familia, por parte de un servicio público cuyo primer deber es, precisamente, proteger a la comunidad y no actuar con prepotencia, desprovista, además, de criterio, en el ejercicio y el deber que la ley les otorga.
Ud. seguramente está en conocimiento de los hechos, funcionarios de la PDI concurren a la zona de Coyhaique Alto a fin de informarse de una denuncia hecha por mi hermano Juan por el deterioro de parte de terceros que sufren algunos lugares con valor arqueológico. De regreso, son invitados, como se acostumbra en la Región, pasar a la casa de mi hermano, para tomar un mate o una taza de té.
Cuál sería su impresión, cuando sentados en el living de su hogar, esos funcionarios le expresan que debían requisarle todos los objetos que guardaba en una vitrina y sobre una mesa, según ellos con valor arqueológico, objetos que ha ido recopilando, en el tiempo, producto de obsequios y de su preocupación personal, junto a su señora, durante más de 50 años. Pero no sólo en eso se constituye el atentado, a continuación, se le comunica, que queda detenido y debe viajar preso a Coyhaique con todos los objetos que ellos recogen, levantan y se llevan, aduciendo, seguramente, encontrarse, frente a un delito infraganti.
De nada valen las explicaciones de mi hermano: "Que aquellas piezas son producto de obsequios, o recogidas durante más de cincuenta años, que no están allí escondidas, sino, son conocidas por muchas personas, entre ellas, por estudiosos de la materia, como los arqueólogos señores Francisco Mena y Felipe Bate, quienes, incluso, las han inscrito en sus registros, como piezas arqueológicas, material, también conocido por los socios de la Sociedad de Historia y Geografía de Aisén. En ese hogar, se custodian y muestran permanentemente a la comunidad, porque en la Región no hay, o no había, un lugar adecuado para ello. Imagínese, cuántos las habrán visto en un periodo de 50 años.
No hubo argumento que hiciera comprender a estos funcionarios de la PDI, que no se trataba de un malhechor el que tenían al frente o de “un delito de usurpación, de hurto, robo con fuerza en las cosas, o robo con violencia o intimidación en las personas, así como de receptación,” para que se convirtiera en delito, según lo establece la ley 17.288 sobre monumentos nacionales en su art. 38 bis.
Tampoco tuvieron la voluntad mínima de caminar 50 metros e ir al retén de Carabineros a preguntar quién era Juan Carrasco Muñoz, le habrían dicho que era su vecino y que vive allí 60 años, que ellos lo conocen y seguramente no se iba a arrancar para la Argentina con las piezas arqueológicas que a ellos les preocupaba. ¡No, había que detenerlo, estaban frente a un "delincuente peligroso"!
Sometido, mi hermano, hoy ya una persona de 84 años, a la vejación de su “detención” y a su declaración de “imputado,” como un delincuente cualquiera, se lo trae a Coyhaique y no se encuentra nada mejor de parte de esta policía, que realizar una rueda de prensa para dar a conocer “las pruebas del delito e identificar públicamente al hechor”. Toda la comunidad sabe de quién se trata, pues vive allí hace sesenta años…pero, antes, se monta todo un show:
¿Es esto justicia… o es el montaje de un show para decirnos que nos encontramos ante un servicio de investigación y persecución del delito lo más eficiente del país? ¿A quién se quiere impresionar? La comunidad tiene ya un juicio formado respecto a la eficiencia de nuestra policía civil ¿Dónde queda el respeto y la dignidad de los seres humanos de nuestra Región para este servicio? Ni los delincuentes merecen tal carencia de respeto a su condición de persona humana, menos un vecino nuestro, nacido aquí y que ya frisa por sobre los ochenta años de edad.
Sra. Intendenta: Ud. conoce la historia de nuestra familia como nosotros conocemos la honorabilidad de la suya; llevamos toda nuestra existencia aquí, tratando de ser ciudadanos honestos, como un homenaje a nuestros padres que llegaron el año 1909 a trabajar a esta tierra, nunca, cometieron delito alguno. Mi hermano Juan ha trabajado siempre honradamente, como tantos otros hijos de pioneros y personas que han llegado posteriormente a nuestra Región. Lo que se ha hecho a mi hermano y a su familia, sus hijas, profesionales ambas, la una catedrática de la Universidad Regional, la otra, destacada funcionaria de un eficiente servicio público, es una herida que sangrará por mucho tiempo, que no se paga con nada, ni siquiera reconociendo el error y la carencia de criterio empleado. El honor y la dignidad se pierde sola vez en la vida.
Eso es lo que comprendieron destacados vecinos, amigos e importantes instituciones del quehacer regional, impactadas por el hecho y preocupadas por el futuro que espera a muchos, si sigue, este Servicio de Investigaciones, con esta nefasta política de vulgar atropello, amigos y conocidos que acompañaron a mi hermano y a su familia, el día que su hija Patricia dio la conferencia de prensa. Ellos levantaron su voz, reclamaron con fuerza, por este vil atropello, viendo incluso, sus propios hogares amenazados, porque en todos ellos hay, seguramente, alguna pieza de las que había en la casa de Juan, producto del cariño y del proceso de identidad que viven con su tierra, a la que quieren más allá de toda otra consideración.
A todos quienes nos acompañaron, nuestras infinitas gracias.
¿Qué sucederá en el futuro con este actuar de la Policía de Investigaciones? ¿Seguirán requisando recuerdos que acompañan durante toda su vida a nuestros viejos y queridos residentes? ¿Tendrán, que esconderlos en la montaña o lanzarlos a algún precipicio?...¿Cuántas armas antiguas, fusiles y carabinas existen, recuerdo de antiguas familias, cuando los hombres salían a "bagualear" y en una mano llevaban el lazo y en la otra la carabina para defenderse del atropello del bagual?...
¿Seguirá atropellándose a las antiguas familias de nuestra tierra...?
Pensamos, Sra. Intendenta Regional, que Ud. tiene un deber con nuestra comunidad: Se lo decimos con todo respeto y afecto,: "Asegurarle, a los habitantes honrados, tranquilidad y respeto, además, de fijar las políticas a seguir en esta materia".
Sra. Intendenta: Lamentamos tener que ocupar su atención por hechos desgraciados cometidos, sin consideración alguna, por un servicio policial cuya primera función es cuidar la tranquilidad de sus habitantes. El deber institucional es emplear antes que nada, el criterio, la investigación, la información veraz para actuar, evitando cometer lamentables errores que hieren profundamente.
De los atropellos a su dignidad, lo defenderemos siempre. No transaremos con quienes alevosamente pretendan desconocerla.
Baldemar Carrasco Muñoz