El ambiente electoral y la sensibilidad ciudadana

El próximo 16 de noviembre hay elecciones, presidencial y parlamentarias, un excelente ejercicio para nuestra democracia, que por cierto es dinámica y necesita refrescarse y validarse a través de estas acciones concretas que permiten una gran máxima; que el pueblo elija.
Hay varios candidatos en competencia pero tres que marcan nítidamente las preferencias ciudadana, y algunas opiniones expertas relevan un concepto que en los últimos 15 años se ha profundizado; la alternancia en el poder. Esta realidad ha sido una constante, un hecho que demuestra que los vínculos de fidelidad de los electores no son muy contundentes, y la historia política nos muestra que desde 1990 a la fecha han transitado gobernantes de derecha, de centro y de izquierda, y no se puede concluir convincentemente en qué sector del abanico político se sienten más cómodos los chilenos y chilenas y las personas extranjeras con derecho a voto.
Así de dispersa está la cosa política, y no se advierten señales de cambio, porque nuestra institucionalidad funciona de esta manera y al parecer poco se hace para que los electores/as logren notar con claridad las diferencias y los beneficios concretos de una determinada administración gubernamental.
De todos modos, es necesario señalar que desde 1990 a la fecha, todos los gobiernos han dejado huella, más o menos perceptibles, pero han logrado dejar un sello y desde ahí, legitimar su respectiva gestión. Pero, en definitiva, en cualquier democracia, el control ciudadano es una herramienta infalible para poder vigilar que las medidas y políticas que los gobiernos impulsan, se cumplan y generen los efectos que la ciudadanía demanda.
Por lo mismo, la gestión del actual Gobierno seguirá en permanente evaluación y es bueno que ello ocurra porque cualquier administración está sujeta al escrutinio ciudadano, algo que por cierto le hace muy bien a la democracia. Y la gente se pregunta a diario cómo lograr un mayor nivel de desarrollo en esta región extrema y en evidente rezago respecto al resto del país.
Una inquietud que lleva años planteándose desde la ciudadanía y que puede tener muchas respuestas, dependiendo del enfoque que se le dé, pero si observamos las dificultades que presenta el territorio y los problemas que percibe la gente, bien podríamos concluir que la opinión generalizada de las personas es que en Aysén falta mucho por hacer en aspectos estratégicos como conectividad, turismo y fomento productivo en general.
Se trata entonces de un desafío tremendo que los últimos cinco gobiernos no han podido resolver, ya que solo se han implementado soluciones parciales. Hay expertos en desarrollo de territorios extremos que abogan por medidas y acciones más efectivas y concretas, otros por mejorar las distintas políticas públicas que se focalizan en esta zona, pero la inquietud más permanente y transversal, compartida unánimemente, es solicitar al gobierno de turno, políticas de Estado con sello regional, más robustas y permanentes.
Sabemos que todo gobierno desea y promete establecer nuevas políticas para la descentralización administrativa del país, pero el propósito siempre es más pequeño que el anhelo regional.
Por lo mismo, esta administración de izquierda debe seguir esforzándose y validándose ante la ciudadanía para que su gestión se advierta, y su sello comience a notarse con más nitidez.