El control social y el rol de la prensa robustecen la democracia y vigilan la gestión gubernamental

Tenemos la absoluta convicción que en Aysén nadie pone en duda que se requiere de un mayor compromiso del Estado para poder lograr que avancemos a un ritmo más rápido, que el progreso se note e impacte en la gente y las señales comiencen a darse de manera clara y permanente.
En nuestro reporteo diario, la gente nos dice que quiere ver que el desarrollo regional sea una realidad tangible y que también los incorpore, quiere recuperar la confianza y creer que la gestión gubernamental mejora en esa dirección. Sabemos que nuestras editoriales han estado permanentemente instando al Gobierno a actuar con más eficiencia, apelando a nuestro legítimo derecho a ejercer un periodismo democrático e independiente porque creemos que evaluar a la administración de turno es eso, y hacerlo con respeto, objetividad e independencia, son a nuestro juicio, valores que enaltecen el rol de la prensa y robustecen la democracia.
Es necesario señalar que las noticias gubernamentales están a diario en nuestras páginas, sin vetos ni condicionamientos, y su publicación obedece a su importancia, a ninguna otra variable. Las noticias que no salen, es porque, o están muy mal redactadas o bien porque consideramos que no lo son. Hecho ese punto, lo encadenamos con el motivo permanente de nuestros comentarios; la gestión gubernamental en Aysén.
Nos es un capricho ni menos una invención que los habitantes de Aysén esperan que comience a mejorar el desempeño del Gobierno, a apurarse procesos y a materializarse proyectos que la administración prometió y que aún, por diversas razones, no se han podido poner en marcha. Porque ya es urgente pasar de las arengas a los compromisos, ya que más allá de los buenos propósitos, la impaciencia ciudadana se justifica y con creces, y, por cierto, la paciencia también se agota, y la capacidad de entender y de esperar, da paso a la frustración y el pesimismo.
No debemos olvidar que el Presidente Gabriel Boric y sus antecesores/as elegidos democráticamente, han planteado una misma meta; desarrollar este territorio austral, sacarlo de su rezago y generar condiciones para que ese proceso sea rápido y sostenido. Pero la realidad contrasta con esas buenas intenciones, y en el actual escenario, es más que evidente que la región de Aysén es la que más necesita del empujón estatal, la que más requiere de un esfuerzo adicional del Gobierno para poder salir de su subdesarrollo respecto al resto del país.
La historia es objetiva y llevamos años esperando que los gobiernos se atrevan a proponer un modelo de desarrollo que permita a la región de Aysén dejar de ser la más subdesarrollada del país, dejar de ser la más castigada por tener poca población y la más postergada cuando se trata de priorizar proyectos relevantes que impacten contundentemente en el desarrollo regional.