La carrera presidencial y la calidad de la información

No cabe duda que la campaña electoral, y específicamente la contienda presidencial, se apoderó de la agenda informativa país. La cobertura que da la prensa a los candidatos con mayor respaldo ciudadano es tremenda, y deja en evidencia no solo la importancia de un proceso electoral como el que se vivirá el 16 de noviembre, sino que también el fuerte presidencialismo de nuestra democracia.
Y aunque no toda la cobertura es seria y profesional, porque mucha de ella ya se vulgarizó y se polarizó de manera extrema, la comunidad sigue atentamente aquellos medios de comunicación donde efectivamente se contrastan ideas, se dan a conocer propuestas y se detallan aspectos relevantes de cada programa de Gobierno. Todo lo demás, es innecesario, chabacano, y en nada contribuye a enaltecer la vilipendiada educación cívica.
Claramente vivimos un periodo político determinante porque delineará el futuro de la conducción gubernamental, no solo desde el análisis ideológico, sino que también considerando fundamentalmente aspectos relacionados con la gestión y la proyección que anhelamos como país.
Por eso, este 2025 es un año fundamental desde el enfoque político. Pero también es urgente comenzar a abordar aspectos trascendentes para el futuro Gobierno, sea del sello ideológico que sea, como la reactivación económica, la seguridad pública, el empleo y otras definiciones impostergables que están ejerciendo una fuerte presión desde el tejido social.
La gente es exigente, los mismo las organizaciones sociales y el sector privado, sectores que han manifestado en reiteradas ocasiones que hoy más que nunca existe la necesidad de dejar la confrontación, las posturas irreconciliables, y hay que propiciar un ambiente de auténtico diálogo y unidad país, para enfrentar los desafíos del Chile futuro.
Y para ello, autoridades y todos los actores, deben ser capaces de mirar hacia adelante y pensar en el tipo de nación que queremos construir.
Hay que darle más protagonismo a la gente. Pero también exigirle a los medios de comunicación un estándar informativo de mayor calidad. Si eso se consigue, tendremos una comunidad demasiado expuesta a noticias falsas, y a seguir profundizando la ignorancia política que lamentablemente ya caracteriza a ciertos sectores de nuestra población, y que los transforma en un segmento vulnerable y manipulable que solo deteriora y vulgariza la democracia.