El Ministro del Interior y Vicepresidente del país, Álvaro Elizalde, además de sus actividades protocolares, tuvo la posibilidad de reunirse con el gabinete regional, espacio donde seguramente se analizó el momento actual del Gobierno a nivel regional, sus luces y sus sombras, sus logros y sus tareas pendientes, un ejercicio que sin duda permite sincerar el estado de la gestión gubernamental a nivel territorial.

De esa conversación suelen salir muchos insumos fundamentales para poder trabajar en aspectos claves que potencien la gestión y la reputación del Ejecutivo en la región de Aysén, pero fundamentalmente, para poder empatizar mejor con el sentir ciudadano, con sus demandas y anhelos. Seguramente el Ministro Elizalde quedó muy al tanto de los distintos conflictos que se han suscitado en las últimas semanas a nivel regional, con cortes de ruta y medidas de presión de diversa índole que ciertamente han dañado la imagen del Gobierno y han puesto en tela de juicio aspectos fundamentales como su credibilidad y confianza.

Y también se deben haber revisado detenidamente los potenciales nuevos conflictos que pueden surgir debido a demandas ciudadanas insatisfechas.

Hecho ese contexto, reiteramos que exigir que mejore la gestión gubernamental no debe circunscribirse solamente a ser de oposición, porque esa manera simplona de ejercer la actividad política hoy mantiene absolutamente distanciada a la comunidad de esa máxima.

La gente quiere ver acciones y conocer medidas y propuestas para avanzar, para fomentar desarrollo, y cuando la crítica es solamente ideológica, su contribución al debate es cero. Y hemos dicho que acá debe haber también un correlato legislativo y acciones adecuadas desde el Gobierno Regional y su Consejo, y los concejos municipales. Aquí lo que menos importa es el lucimiento personal. Lo relevante es sacar a Aysén del subdesarrollo y comenzar a generar medidas y políticas públicas que apunten en esa dirección.

La ciudadanía anhela que las autoridades tengan una actitud más proactiva, porque aun reconociendo que la cosa pública funciona a ritmo lento y burocrático, siempre es bueno mantener un diálogo sincero y directo con la comunidad, las organizaciones, y con los gremios empresariales en torno a los inconvenientes que enfrentamos como región.

El diálogo es la vía adecuada para superar las controversias, y en cualquier circunstancia, debe transformarse en un instrumento de entendimiento y consenso, en generador de acuerdos. Eso es lo que la ciudadanía anhela; dialogar y buscar acuerdos para avanzar en aquellos temas que más sensibilidad social generan.

Desde la Región de Aysén, observamos con inquietud y preocupación las dificultades que enfrenta el país, y esperamos ver una reacción o las respuestas con sentido de urgencia.