Este es un año político determinante, que ciertamente marcará o al menos delineará el futuro de la actual administración, no solo desde el análisis ideológico, sino que también considerando fundamentalmente aspectos relacionados con su gestión y sello proyectable a futuro.
En este segundo tiempo de la administración que lidera el Presidente Gabriel Boric, sigue instalada en la comunidad la percepción de que al Gobierno le ha costado mucho cumplir con las expectativas ciudadanas, las que por cierto son sumamente altas, y se ha tornado complejo generar procesos de participación ciudadana amplios y abiertos para poder darle un mayor protagonismo a la gente en aquellos temas más sensibles y prioritarios.
Por otra parte, tenemos autoridades locales que asumieron a mediados de 2021, como la Gobernadora, consejeros/as regionales, los alcaldes y los concejos municipales, que están sometidos a fuertes exigencias ciudadanas y por cierto que abogando también por una gestión gubernamental nacional más eficiente y cercana a las demandas de la gente. Y es que entre las lecciones positivas que dejan las dificultades que vive cualquier país en el ámbito político, económico y laboral, está la oportunidad de sentar las bases para generar un auténtico proceso de participación, de fortalecimiento democrático y así abordar de manera colectiva y transparente aquellos temas prioritarios para la comunidad.
Este 2024 ha sido calificado por los analistas políticos como un año bisagra en muchos aspectos, principalmente porque ya se advierten señales de reactivación económica y un gobierno más compenetrado en con las demandas ciudadanas y con la urgencia que exige la comunidad para aquellas materias más urgentes. Pero la gente es exigente y el Gobierno comunica mal, por lo que a veces cuesta relevar los aspectos positivos de la gestión oficialista, y más allá del slogan y los esfuerzos por instalar temas en la agenda informativa, aún falta mucho para que se logre ese objetivo.
Un año en que también comienzan a despejarse algunas aspiraciones políticas, específicamente definiciones de candidaturas en distintos ámbitos, todo lo cual tiene una directa relación con la gestión que muestre el gobierno, porque marcan pautas y definen escenarios electorales favorables o adversos. Las organizaciones sociales han señalado sostenidamente que hoy más que nunca existe la necesidad de dialogar con las autoridades de turno, de escuchar y considerar sus propuestas, poner atención a la ciudadanía y a sus representantes, porque el Gobierno no puede pretender resolver esta adversa contingencia sin considerar a nadie.
Reconocemos que Chile, sus autoridades y todos los actores, deben ser capaces de mirar hacia el futuro y pensar en el tipo de nación que queremos construir. La misma metodología de trabajo debiera aplicarse en las regiones, de manera que los actores territoriales junto a los gobernantes puedan delinear las políticas y medidas que se requieren para avanzar a los ritmos y necesidades que Aysén y su gente necesitan.
Lo importante es que aún hay tiempo para corregir errores, para enmendar el rumbo y para darle más protagonismo a la gente. Si eso se consigue, tendremos una comunidad más vigilante, más comprometida con los cambios que se deben generar para que el desarrollo del país transite por los senderos que la gente anhela.