Reactivación económica: Señales favorables que se deben reforzar

Quienes habitamos en la región de Aysén queremos que siga menorando la gestión gubernamental, a apurarse los procesos y a materializarse los proyectos que la administración prometió y que aún, por diversas razones, no se han podido poner en marcha.
Se trata de aspectos claves para poder hablar efectivamente de reactivación económica, una meta que hoy comienza a evidenciar mejores señales, sin olvidarnos que en esta parte del país parece que se torna aún más complejo el objetivo al depender en gran medida de la inversión pública, la que debe acelerarse y dejar de ser un problema para transformarse en solución.
Y lo hemos reiterado insistentemente, es urgente pasar de las arengas a la acción, porque más allá de los buenos propósitos, la impaciencia ciudadana se justifica con creces, y por cierto, la paciencia también se agota, y la capacidad de entender y de esperar, da paso a la frustración y al pesimismo.
El comercio, construcción, acuicultura, turismo y prácticamente todos los rubros productivos regionales, salvo la minería, viven en gran medida de la inversión pública, por lo que toda señal de reactivación impacta directo en ellos, lo que deja en evidencia la necesidad de apelar ala eficiencia de la gestión gubernamental.
El Presidente Gabriel Boric y sus antecesores/as elegidos democráticamente, han planteado una misma meta; desarrollar este territorio austral, sacarlo de su rezago y generar condiciones para que ese proceso sea rápido y sostenido. Pero la realidad contrasta con esas buenas intenciones, y en el actual escenario, es más que evidente que la región de Aysén es la que más necesita del empujón estatal, la que más requiere de un esfuerzo adicional del Gobierno para poder salir de su subdesarrollo respecto al resto del país.
Sabemos que se trata de un problema estructural y complejo de resolver, pero parece agudizarse mucho más cuando desde el mundo político se adoptan posiciones extremas, a veces irreconciliables, y se pierde de vista el gran objetivo que es mejorar las condiciones de vida de la gente.
Por ello son muy dañinos los efectos de cualquier confrontación, en cualquier ámbito, ya que nos llevan a un descontrol, a una polarización ideológica que en nada contribuye a la paz social, y que a la larga genera efectos negativos que afectan a todos los habitantes de la región de Aysén
La historia es objetiva y llevamos años esperando que los gobiernos se atrevan a proponer un modelo de desarrollo más eficiente y sostenible que permita a la región de Aysén dejar de ser la más subdesarrollada del país, dejar de ser la más castigada por tener poca población y la más postergada cuando se trata de priorizar proyectos relevantes que impacten contundentemente en el desarrollo regional.