La Asociación Gremial de Educadores de Chile (AGECH) cumple un aniversario más de su fundación, ocurrida un 27 de noviembre de 1981. Es cierto que ahora ya no existe, pero sus efectos permanecen y es importante recordar los hitos que marcaron a esta organización del magisterio chileno. Eran los oscuros años de la dictadura y un valiente grupo de profesores pensó en reunir a todo el profesorado que se oponía al régimen dictatorial de Pinochet. Nació con la idea de democratizar al gremio, favorecer la unidad del profesorado y recuperar la democracia en Chile. También como respuesta a la espuria creación del Colegio de Profesores de Chile, fundado por decreto y cuyos miembros eran designados por la Junta Militar.
Para entender mejor los hechos debemos poner en contexto lo que ocurría con el profesorado chileno desde 1973. Desde el mismo momento del Golpe Civil Militar, se inició la persecución de todos los opositores al régimen y el profesorado, no ajeno a esta violencia, sufrió la persecución, el asesinato, la prisión política, la exoneración y la desaparición forzosa. Al mismo tiempo se cerraron las Escuela Normales (nido de comunistas según los golpistas), se menoscabó la profesión docente, se municipalizaron (a partir de 1981) los establecimientos educacionales que estaban en manos del Estado, se privatizó el sistema educacional, se fragmentó la sociedad, se originó la famosa Deuda Histórica con el profesorado, entre otros efectos. El SUTE, organización que agrupaba a los profesores y todos los trabajadores de la educación, fue disuelta y en reemplazo de este sindicato, la dictadura creó el Colegio de Profesores de Chile un 16 de octubre de 1974, donde los docentes ingresaban por obligación y con pago mensual también obligatorio. Los bienes del SUTE pasaron a formar parte del patrimonio del Colegio de Profesores y no era posible oponerse a ese robo.
Así las cosas, un valiente grupo de profesores opositores al régimen dictatorial, como Guillermo Scherping, Darío Vásquez, Olimpia Riveros, Jorge Pavez, amparados en las nuevas bases constitucionales de la época, fundó la AGECH, que fue presidida por Jorge Pavez Urrutia, comunista, respaldado por docentes de todo el país, ansiosos de formar parte de una organización realmente democrática. No superaron los 4.000 miembros, pero activos y con presencia en los asuntos importantes para la sociedad chilena.
El día a día de esta organización estuvo marcado por el desafío y la permanente persecución de sus miembros, ya que la dictadura los veía como un peligro al sometimiento que se pretendía tener a los profesores y en general a toda la sociedad. Por ejemplo, el 28 de marzo de 1985, fue allanado el local metropolitano de la AGECH, por miembros de la CNI. Siete profesores fueron secuestrados del local, incluyendo al presidente del gremio, Jorge Pavez y también a su vicepresidente. Seis de los siete profesores fueron dejados a las pocas horas, sin documentos y sin dinero, en despoblados fuera del límite urbano de la ciudad. El otro profesor mantenido rehén, fue apresado en el cuartel Borgoño de la CNI para después ser pasado a la Primera Fiscalía Militar de la época, siendo liberado días después.
Al día siguiente del mencionado allanamiento, la DICOMCAR (de Carabineros) realizó un operativo en la entrada del Colegio Latinoamericano de Integración, donde secuestraron al Presidente Metropolitano de la AGECH, profesor Manuel Guerrero Ceballos y a su amigo y apoderado del Colegio, el sociólogo José Manuel Parada. Ambos aparecieron degollados junto al publicista Santiago Nattino, el sábado 30 de marzo de 1985, en Quilicura.
Esta es una historia de luchas, triunfos y derrotas, que marcaron la dignidad de un gremio de pie. Continuará en una II parte, con historia regional de la AGECH.