Últimos ocho meses de gestión gubernamental y las expectativas de la comunidad

No es mucho más lo que se puede esperar en materia de avances concretos, de la gestión de este Gobierno, porque tiempo ya no queda, y aun cuando el slogan de gobernar hasta el último día suena bien y evidencia convicción, lo objetivo es que en 8 meses es bien poco lo que se puede hacer.
Pero más allá de ese factor, lo que la ciudadanía espera, es que las políticas públicas generen el efecto favorable que todos anhelan, que dejen huellas y demuestren que los cambios por los que esta administración y la propia comunidad tanto abogan, comiencen a apreciarse. Desde esa máxima, creemos que la región y sus habitantes tienen grandes sueños y debemos trabajar colectivamente por poner nuestros mejores esfuerzos para buscar los beneficios que cada aisenino demanda. Para eso, hay que dejar de lado los sesgos políticos y trabajar colaborativamente por la consecución de nuestros grandes objetivos colectivos.
Porque de nada sirve trabajar de manera asociativa y con un fuerte énfasis en la participación ciudadana, si no existe una hoja de ruta clara, una planificación transparente, si al final del día todo se resuelve con descalificaciones y con ataques personales, con sesgo político, con pan y circo. Eso ha demostrado ser nefasto para la democracia.
La percepción ciudadana es clara y rotunda y siente que el país y la región poco avanzan, porque la gente no advierte desarrollo, no nota crecimiento y con una lentitud que impacienta, poco a poco comienzan a ejecutarse obras públicas de primera prioridad, que están teniendo un impacto en el empleo.
Esa percepción no la inventamos nosotros como medio de comunicación, es genuina, es ciudadana, ya que de manera permanente escuchamos y ponemos mucha atención a la opinión de la ciudadanía, que un insumo muy legítimo y fundamental para medir la gestión gubernamental. Algunos la cuestionan porque no tiene sustento científico, pero sin duda cala fuerte en el estado de ánimo de toda una comunidad.
Por lo mismo, hemos estado permanentemente llamando a los actores políticos de la región a dejar de lado las diferencias y a generar un debate donde el epicentro sea el futuro de Aysén y el bienestar de sus habitantes, no las posturas ideológicas que cada partido o sector político quiera relevar. Y aun cuando cada ciudadano/a tiene el legítimo derecho a simpatizar con las ideas que mejor lo representen, hoy el debate está puesto en la forma cómo mejoramos la gestión, como desarrollamos Aysén, generando empleos, poniendo en marcha nuevos proyectos y obras públicas, y a partir de ello, cómo comenzamos a transitar por mejores días en lo económico, en lo laboral y en lo social.
La comunidad aisenina sigue a la espera respuestas y soluciones a muchas demandas y problemas. Muchas de esas soluciones están en manos de las autoridades regionales y otras en manos del gobierno central y los parlamentarios, que deben empoderarse mejor de su rol y su compromiso con Aysén. Las personas esperan que esas demandas sean atendidas o, al menos, conocidas por esas autoridades, electas y designadas, con acciones concretas, acercamientos reales, voluntad política para comprender esas particularidades.