Este 2025 ha sido calificado por los analistas políticos como un año bisagra en muchos aspectos, principalmente porque ya se advierten algunas señales favorables en reactivación económica y un gobierno compenetrado con las demandas ciudadanas y con la urgencia que exige la comunidad para aquellas materias más urgentes.
Un año en que también comienzan a despejarse algunas aspiraciones políticas, específicamente definiciones de candidaturas en distintos ámbitos, todo lo cual tiene una directa relación con la gestión que muestre el Gobierno, porque marcan pautas y definen escenarios electorales favorables o adversos.
Un año político determinante, que ciertamente marcará o al menos delineará el futuro de la actual administración, no solo desde el análisis ideológico, sino que también considerando fundamentalmente aspectos relacionados con su gestión y sello proyectable a futuro.
Porque le ha costado al Gobierno cumplir con las expectativas ciudadanas, las que por cierto son sumamente altas, y se ha tornado complejo generar procesos de participación ciudadana amplios y abiertos para poder darle un mayor protagonismo a la gente en aquellos temas más sensibles y prioritarios.
Por otra parte, tenemos autoridades locales que asumieron hace muy poco, como Gobernador Regional, consejeros regionales, alcaldes, alcaldesas y los concejos municipales, que están sometidos a fuertes exigencias ciudadanas y por cierto que abogando también por una gestión gubernamental nacional más eficiente y cercana a las demandas de la gente.
Y es que entre las lecciones positivas que dejan las dificultades que vive cualquier país en el ámbito político, económico y laboral, está la oportunidad de sentar las bases para generar un auténtico proceso de participación, de fortalecimiento democrático y así abordar de manera colectiva y transparente aquellos temas prioritarios para la comunidad.
El Gobernador Santana así lo ha planteado insistentemente en sus primeras dos semanas de mandato, y ojalá que ese ímpetu y esa convicción se replique también desde los representantes del Gobierno Nacional, desde el sector privado y desde los cinco parlamentarios, que pese a sus buenas intenciones y discursos conciliadores, poco tiempo dedican a fomentar la unidad y el entendimiento, y mucho al lucimiento personal.
Las organizaciones sociales han señalado sostenidamente que hoy más que nunca existe la necesidad de dialogar con las autoridades de turno, de escuchar y considerar sus propuestas, poner atención a la ciudadanía y a sus representantes, porque el Gobierno no puede pretender resolver esta adversa contingencia sin considerar a nadie.
Reconocemos que Chile, sus autoridades y todos los actores, deben ser capaces de mirar hacia el futuro y pensar en el tipo de nación que queremos construir. La misma metodología de trabajo debiera aplicarse en las regiones, de manera que los actores territoriales junto a los gobernantes puedan delinear las políticas y medidas que se requieren para avanzar a los ritmos y necesidades que Aysén y su gente necesitan.
Quedan 14 meses de Gobierno y lo importante es que aún hay tiempo para tratar de enmendar el rumbo y para darle más protagonismo a la gente. Si eso se consigue, tendremos una comunidad más comprometida con los cambios que se deben generar para que el desarrollo transite por los senderos que anhela.