La campaña política ya está desatada y a 49 días de las elecciones generales del 26 y 27 de octubre, se advierte un interesante ambiente de ideas y slogans que dan cuenta de mucho entusiasmo, pero también bastante demagogia.
De todos modos, cada elector debe informarse y es responsabilidad de ellos averiguar aspectos fundamentales de cada candidato, porque hay algunos que ni siquiera mencionan a qué partido político representan, lo que lejos de transformarlos en independientes, da cuenta del temor que tienen a revelar o reconocer una arista tan importante de la actividad política.
Pero son todos adultos y cada uno se hace responsable de sus actos. Nosotros como medio de comunicación, constatamos que existe mucha expectativa en torno a lo que dejarán esos comicios, con voto obligatorio y donde se deben elegir gobernador/a regional, consejeros/as regionales, alcaldes/as y concejales/as.
Se trata de representantes cercanos a la comunidad, referentes de un vínculo directo y estrecho de las distintas comunidades y que si bien representan a los distintos partidos políticos y una minoría se declara independiente, son depositarios del sentimiento popular, de las afinidades ideológicas que cada elector tiene. Por lo mismo, no es un capricho que la gente quiera certezas, transparencia y fundamentalmente, a autoridades electas haciéndose cargo de las demandas ciudadanas más urgentes, quiere seguridad y estabilidad, y representantes comprometidos, que sean del territorio, con discursos coherentes y que se hagan cargo con acciones y no solo desde lo discursivo, de disipar la tremenda desconfianza que existe respeto a la política.
Cuando criticamos o destacamos la gestión del Gobierno o de cualquier autoridad o representante electo por el voto popular, como medio de comunicación estamos contribuyendo, por cierto, a generar un estado de mayor confianza y de transparencia en torno a la labor política.
En nuestras editoriales constantemente los análisis abordan la necesidad de generar un clima de más confianza y trabajo colaborativo en nuestra región, ejercicio que siempre da frutos ya que permite buscar puntos de encuentro en torno a las demandas ciudadanas.
Una sociedad bien informada, es una comunidad atenta y vigilante del desempeño de sus autoridades, no solo de Gobierno, sino que también legisladores, consejeros regionales, concejales/as y alcaldes y por cierto al desempeño del mundo privado. Y hoy existen varias situaciones que mantienen una legítima preocupación de la ciudadanía y la comunidad quiere ver más señales y actitudes que muestren que la prioridad está puesta en mejorar y transformar a la gente y sus demandas, en el epicentro de la gestión.
Para nadie es grato convivir con la incertidumbre, por el contrario, desgasta y provoca fricción. Por ello es que el discurso político debe ser capaz de mostrar coherencia, acciones y logros, para así contrarrestar el pesimismo y empezar a instalar un ambiente más constructivo, más favorable en la siempre compleja relación del Ejecutivo con la ciudadanía.