En nuestra región tan vasta y desafiante, la palabra "desarrollo" ha sido tradicionalmente una promesa lejana o un desafío inconcluso. Sin embargo, la reciente presentación del Plan de Desarrollo de Zonas Extremas (PDZE) 2024-2034, marca un punto de inflexión para nuestro futuro. Este ambicioso plan, que busca consolidar un crecimiento sostenible y equitativo, refleja el compromiso del Gobierno Regional con la transformación de Aysén en un territorio más justo y con mayores oportunidades.
El PDZE no es un simple conjunto de proyectos. Con un horizonte de diez años y un presupuesto de más de 2,5 billones de pesos -equivalente a 34 veces el presupuesto regional anual- este plan se erige como una hoja de ruta que permitirá cerrar históricas brechas de desarrollo en áreas críticas como la conectividad, la infraestructura, la salud, la educación y el medioambiente. Todo esto, levantado desde el diagnóstico que nos permitió levantar desde el territorio los talleres de Participación Ciudadana.
Los desafíos son inmensos, pero la oportunidad es única: por primera vez, contamos con una herramienta diseñada específicamente para abordar los problemas estructurales que nos han mantenido rezagados por décadas.
Uno de los grandes méritos de este plan es su enfoque en las necesidades locales. Este esfuerzo no es solo una suma de inversiones, sino una apuesta por el futuro de cada uno de los territorios de nuestra región. Se trata de escuchar a las comunidades, de recoger sus demandas y aspiraciones, y de plasmar esas voces en proyectos concretos que mejoren la calidad de vida de los ayseninos.
Es fundamental destacar que este proceso no ha sido un acto unilateral del gobierno regional. La construcción del PDZE ha contado con un extenso proceso de participación ciudadana, con talleres en las distintas comunas, donde los habitantes tuvieron la oportunidad de aportar su visión sobre qué Aysén queremos construir para las próximas generaciones. Esta participación no sólo legitima el plan, sino que lo convierte en una estrategia descentralizada y profundamente enraizada en la realidad local.
Se trata además de una política de largo plazo, que se enmarca en la estrategia de descentralización promovida por el Presidente Gabriel Boric. La continuidad del PDZE refuerza el compromiso del gobierno central con un desarrollo territorial más equitativo, donde las zonas extremas, tradicionalmente postergadas, reciben el apoyo y la inversión que merecen. Este nuevo enfoque no solo permite corregir desigualdades históricas, sino que otorga a las regiones una mayor autonomía para decidir su propio destino.
Los ejes estratégicos del plan ?Asentamientos Humanos, Infraestructura y Logística, Fomento Económico y Productivo, y Medio Ambiente? son testimonio de un análisis profundo de nuestras debilidades y fortalezas. No es casualidad que uno de los proyectos emblemáticos sea la consolidación de la Ruta 7 Sur, la espina dorsal de nuestra conectividad interna y externa. Junto a esta, se contemplan otras iniciativas tan significativas como la construcción del Hospital Regional de Coyhaique, la infraestructura para la Universidad de Aysén, y el desarrollo del Centro de Investigación de Hielos y Glaciares en la Provincia de Capitán Prat. Estos proyectos no solo mejorarán la calidad de vida de los habitantes, sino que posicionarán a Aysén como un polo de desarrollo científico, educativo y económico.
A medida que el Consejo Regional de Aysén analice y priorice las 190 iniciativas que componen el PDZE, debemos tener claro que estamos ante un momento histórico. Este plan es una oportunidad única para transformar nuestras localidades, para generar empleo, fortalecer los servicios y mejorar la infraestructura de nuestras comunidades. Pero, más allá de las cifras, lo que realmente está en juego es el bienestar de quienes habitan este territorio.
La descentralización no es una consigna vacía; es un principio que cobra vida en la medida en que los gobiernos regionales asumen el liderazgo de sus propios procesos de desarrollo. El PDZE es la muestra concreta de que en Aysén, la descentralización es una realidad que está tomando forma, y que permitirá que el progreso no sea un privilegio de unos pocos, sino un derecho de todos.
Como región, tenemos ante nosotros una década clave, en la que las decisiones que tomemos definirán el rumbo de nuestro futuro. Este plan es la base sobre la cual construiremos una Aysén más conectada, más inclusiva y, sobre todo, más próspera. Ahora es el momento de trabajar juntos para que esta visión se materialice, y que las próximas generaciones puedan vivir en una región que les ofrezca las oportunidades que merecen.