Nuestras editoriales suelen ser calificadas como "duras" por el Oficialismo, e incluso se señala que existiría hasta una cuota evidente de hostilidad hacia el Gobierno por los contenidos de este espacio.
No nos corresponde a nosotros hacer esa evaluación, ni menos justificar nuestras definiciones en un espacio tan relevante para todo medio de comunicación, como lo es su editorial. Lo que sí podemos señalar es que las noticias gubernamentales están a diario en nuestras páginas, sin vetos ni condicionamientos, y su publicación se debe a su importancia, a ninguna otra variable. Las noticias que no salen, es porque, o están muy mal redactadas o bien porque consideramos que no son noticias. Hecho ese punto, lo encadenamos con el motivo permanente de nuestros comentarios; la gestión gubernamental en Aysén.
Nos es un capricho ni menos una invención que los habitantes de Aysén esperan que comience a mejorar el desempeño del Gobierno, a apurarse los procesos y a materializarse los proyectos que la administración prometió y que aún, por diversas razones, no se han podido poner en marcha. Porque ya es urgente pasar de las arengas a los compromisos, ya que más allá de los buenos propósitos, la impaciencia ciudadana se justifica y con creces, y, por cierto, la paciencia también se agota, y la capacidad de entender y de esperar, da paso a la frustración y el pesimismo.
No debemos perder de vista que el Presidente Gabriel Boric y sus antecesores/as elegidos democráticamente, han planteado una misma meta; desarrollar este territorio austral, sacarlo de su rezago y generar condiciones para que ese proceso sea rápido y sostenido. Pero la realidad contrasta con esas buenas intenciones, y en el actual escenario, es más que evidente que la región de Aysén es la que más necesita del empujón estatal, la que más requiere de un esfuerzo adicional del Gobierno para poder salir de su subdesarrollo respecto al resto del país.
Porque a nuestra región le falta mucho por avanzar y el rezago se advierte muy notoriamente en todos los ámbitos. Sabemos que se trata de un problema complejo de resolver para todos los gobiernos, pero parece agudizarse mucho más cuando desde el mundo político se adoptan posiciones extremas, a veces irreconciliables.
La historia es objetiva y llevamos años esperando que los gobiernos se atrevan a proponer un modelo de desarrollo que permita a la región de Aysén dejar de ser la más subdesarrollada del país, dejar de ser la más castigada por tener poca población y la más postergada cuando se trata de priorizar proyectos relevantes que impacten contundentemente en el desarrollo regional.
Tenemos la convicción que en Aysén nadie pone en duda que se requiere de un mayor compromiso del Estado para poder lograr que avancemos, que el progreso se note e impacte en la gente y las señales comiencen a darse de manera clara y permanente. La gente quiere ver que el desarrollo regional es una realidad tangible y que también los incorpora; solo así, con señales claras, se puede recuperar la confianza y avanzar con más decisión en la dirección que todos anhelamos.