Creemos que a estas alturas del mandato que encabeza el Presidente Gabriel Boric, el gobierno tiene absolutamente claro que la gente está exigiendo que mejore la gestión, porque en esta región extrema, el sello gubernamental históricamente ha sido relevante para el desarrollo de Aysén.
La ciudadanía quiere ver avances y que se pongan rápidamente en marcha nuevos proyectos de inversión para dinamizar la economía y el empleo, despejando así las señales de incertidumbre que se han instalado en el país. Los discursos suelen extraviar la esencia de lo que verdad acontece en la zona, y así como recientemente la vocera de Gobierno resaltaba los avances logrados por la actual administración, en contraparte, la Multigremial criticaba duramente esas afirmaciones.
Una pelea ideológica, qué duda cabe, donde todo parece ser blanco o negro, sin matices, con la agravante que a la nueva vocera se le exige dar detalles de la gestión, con menos de un mes en sus funciones, y, por otro lado, una dirigenta de la Multigremial, reconocidamente de derecha, que suele mezclar lo gremial con lo político, provocando así una evidente estigmatización del sector empresarial regional.
Y en este ambiente de tira y afloja, la gente exige seriedad, objetividad y principalmente, responsabilidad al momento de evaluar la gestión del Gobierno. Porque no basta anunciar que se asignará determinada inversión a planes, programas o proyectos, hay que destacar el inicio de obras, las adjudicaciones, si no, pasará lo mismo que con el camino a Lago Atravesado, que finalmente se empezó a ejecutar después de 10 años de anuncios y promesas.
No basta destacar que se logró una ejecución presupuestaria del 90%, o más, si la comunidad no percibe el destino de esos dineros, si no advierte cómo se están gastando esos recursos y cuánto empleo y dinamismo económico están generando.
A veces nuestras autoridades son inmediatistas y se lucen por redes sociales con anuncios rimbombantes, pero poco se preocupan de terminar el relato y explicarle a la gente el impacto que provocan en el ciudadano común y corriente esas glosas presupuestarias.
Siempre será sumamente necesario que exista control social, que a larga se transforma en un incentivo para que el Gobierno mejore su gestión. Pero también la comunidad debe exigir seriedad y menos ideologización a los principales referentes empresariales de la zona, porque esos espacios, esas organizaciones, no son para hacer ni para apoyar campañas políticas.
Por eso es importante que la comunicación gubernamental, de cuenta de resultados, no solo de reuniones y conformación de mesas de trabajo. Porque lo que las personas demandan son señales de reactivación, ver nuevas acciones y actitudes que muestren que efectivamente la prioridad está puesta en querer mejorar y transformar a la gente y sus demandas, en el principal insumo de la gestión del Gobierno.
Esa es la única fórmula para comenzar a revertir la incertidumbre y el pesimismo, pero se requiere también que el discurso político se haga cargo del sentir popular y se proponga como principal objetivo, revertir esa sensación de realidad sombría y adversa que tanto daño le hace a Aysén.