Hace unas semanas un medio nacional publicó un reportaje de Reino Unido donde se cuestiona el tratamiento de los bloqueadores hormonales a infancias y adolescencias trans, esta publicación provocó gran revuelo y respuestas desde organizaciones especializadas, personas trans que usaron bloqueadores y que usan hormonas para reafirmar su identidad de género y también de grupos más conservadores y heterocisnormados.
Para nuestra familia, y considerando que nuestro hijo inició su proceso de transición de género hace cuatro años, el uso de bloqueadores hormonales en la primera etapa, fue un alivio y una vía concreta para frenar el avance de los caracteres sexuales secundarios, que se manifiestan alrededor de los 12 años, y en el caso de niños o niñas trans, estos cambios en sus cuerpos con el avance del implacable tiempo podría generar una disforia de género. La disforia de género es una sensación de angustia e incomodidad que sienten algunas personas cuya identidad de género no coincide con el sexo asignado al nacer o de las características físicas relacionadas con el sexo, por eso es crucial actuar a tiempo.
Es importante saber que, el tratamiento con bloqueadores hormonales es totalmente reversible y da tiempo para evaluar si el tránsito hacia el otro género es total o parcial, porque cada transición de género es distinta y única, incluso puede llegar al mismo punto de partida, lo cual es totalmente válido.
Como madres, padres y tutores de niños, niñas y adolescentes trans, sabemos que estamos acompañando con el más inmenso amor a nuestros hijes, para que sean felices. El primer paso para ello, es que se sientan conformes con su identidad de género, desde ese punto de partida, pueden soñar, proyectarse y trabajar para cumplir sus sueños. Nosotros como padres y madres debemos reforzar aquello y entregarles las herramientas necesarias para que sientan que son personas valiosas y que su felicidad es también nuestra.
Cuando se inicia un tratamiento para un niño, niña o adolescente trans, es necesario tener una mirada integral de la salud y una de las mejoras que podría incluirse en el uso de los bloqueadores hormonales, no es solo la evaluación psicofísica de quienes están en el tratamiento, sino también pesquisar en las familias, los cambios que ha manifestado la persona desde lo social, el bienestar o las dificultades que se puedan darse en la casa o en el entorno más cercano como los establecimientos educacionales. Esta mirada integral en salud, es uno de los temas que ha interesado a la Universidad de Aysén y que se encuentra trabajando para hacer una propuesta de una atención integral en salud, donde no sólo se realiza el tratamiento hormonal, sino que es importante y enriquecedor tener una perspectiva más completa de lo que requiere el niño, la niña o adolescente para que su transitar sea adecuado a sus necesidades.
Politizar este tema sin información ni antecedentes y solo porque se publicó en un medio de Reino Unido y fue replicado en un medio nacional, es peligroso e irresponsable, ya que a fin de cuentas, la desinformación hacia los padres y madres puede aumentar o mantener la disforia de género en un adolescente trans, que podría terminar en un suicidio.
En cambio, recabar las experiencias que chiques trans y sus familias con el uso de los bloqueadores hormonales en una primera etapa de la transición y conocer las experiencias de personas trans adultas, nos lleva a un camino más empático y amoroso con las diversidades, un camino donde existen muchas historias y se visibilizan y donde el compartir experiencias podría ser la luz que necesitan algunas familias para apoyar de mejor forma quienes más amamos, nuestros hijes.