Este sábado 7 de diciembre se realiza en Puerto Chacabuco un encuentro público-privado cuyo único tema de análisis será el desarrollo regional y las dificultades que hoy muestra el territorio para avanzar y generar mejores condiciones de vida para sus habitantes.
Se trata de un tema de la máxima prioridad y que hemos venido abordando desde el inicio de la actual gestión gubernamental tanto en nuestras editoriales como en numerosas crónicas y reportajes donde los testimonios de distintos entrevistados, dan cuenta de una realidad complicada, de una percepción bastante adversa sobre el momento que enfrentamos como región en el ámbito económico y productivo. Un desarrollo muy condicionado que sigue dando evidencias de no estar a la altura de las demandas de la gente y que, objetivamente, nos sitúa como una zona rezagada respecto al ritmo en que avanza el resto del país.
Y es que hablar de desarrollo regional no debe tener sesgo político, por cierto, porque en esta zona de Chile existen aún muchísimas necesidades insatisfechas, que siguen siendo reivindicaciones o demandas que ninguna de las últimas seis administraciones ha podido atender de la manera que la ciudadanía anhela.
Y pasa esto porque las autoridades de turno no han sido capaces de enfrentar esta situación y al parecer viven en una zona de confort, donde, o no aprecian lo que verdaderamente ocurre, o simplemente prefieren poner la mirada en otra parte. Pero Aysén enfrenta problemas serios en el ámbito económico y laboral. Falta mano de obra calificada, las grandes empresas constructoras y salmoneras siguen trayendo gente desde otras regiones y la realidad no ha cambiado mucho en la última década.
Para pensar la región con miras al año 2050, no podemos perder de vista que los grandes anhelos de la región y de sus habitantes, se van cumpliendo en la medida que los gobiernos de turno, asumen una convicción en torno a esas metas, las que por cierto se sustentan en demandas de larga data y que se relacionan con la legítima aspiración que tienen las personas por progresar y mejorar sus condiciones de vida.
En Aysén esa máxima parece ser aún más intensa, ya que somos una zona extrema que ha debido sortear muchísimas dificultades para poder lograr desarrollarse, una realidad en la cual todos los últimos gobiernos, de 1990 en adelante, tienen una importante cuota de responsabilidad.
La ciudadanía plantea a diario que quiere crecer, desarrollarse y proyectarse, y ese mismo anhelo se transforma en un objetivo región, se requiere medidas y políticas acertadas para lograrlo, no solamente excusas ni permanentes justificaciones.
La reciente campaña electoral, dejó varias promesas, una absolutamente transversal y unánime, más y mejores estándares de desarrollo. Viene entonces el gran desafío de dejar de teorizar, dejar de lados los diagnósticos y comenzara poner en práctica las medidas y políticas públicas que Aysén necesita para desarrollarse de verdad, de manera sostenible y con el epicentro puesto en las personas.