Al mirar el espejo mi rostro se llenó de alegría y mis parpados cayeron recuerdos, nostalgias de años vividos en esta Tierra Aisenina.  Recuerdos; que en el silencio se van perdiendo con el paso del tiempo.

He hecho de la soledad mi morada contemplando la belleza del Universo donde el misterio de la Creación está por encima de todo.

Sigo siendo enigma para mí mismo, aunque sea anhelante de luz.

¡Cuántas veces la tempestad en mi alma se ha erguido en el amor o me ha acompañado en las amarguras en esta tierra Aisenina!

Quiero acariciar recuerdos enredados en el paso del tiempo. Recuerdos que se van perdiendo en el otoño de mi vida junto al clamor de mi Alma,

Quiero acariciar la belleza del alba, el largo declinar del atardecer.  Recuerdos prendidos como abrojos que se van perdiendo junto al murmullo de las aguas, al prolongado lamento del vendaval y a la bruma numerosa de los torrentes patagónicos.

Qué difícil es expresar tanta belleza que hay en esta tierra austral y al Misterio de la Creación acompañada de la promesa de cuerpo y alma para los seres humanos.