Comienza otro año, dos mil veinticinco, según nuestro calendario, ordenamos de esta forma el tiempo, de una forma simbólica, pero al parecer, la vida es un continuo, es para tener referencias espacio temporales y saber un poco en que momento de nuestra existencia estamos , saber si es un lunes, un viernes o un domingo por ejemplo, es una creación cultural, en estricto rigor, no existen los días de la semana, pero es tan fuerte nuestra intelectualidad , que nos sentimos muy diferente un día lunes que un día viernes,. Así construimos nuestra libre existencia, es una forma de ordenarla, pero también le colocamos limites, nosotros mismos encasillamos nuestro libre albedrio de ser humano.
Con el tiempo ocurre lo mismo, lo ordenamos en veinticuatro horas, que es aproximadamente el tiempo que tarda la Tierra en girar una vez sobre su eje. Sin embargo, la duración del día no es exacta, ya que la Tierra también gira alrededor del Sol. Mas aún, hoy en día está comprobado según los expertos en la materia, que la tierra gira mucho más rápido sobre su eje y también alrededor del sol, por lo que efectivamente, ya nuestros días no duran veinticuatro horas, según esto envejecemos mucho más rápido y avanzamos ensimismados a través del tiempo.
Y avanzamos en la era de mayor avance tecnológico de nuestro planeta, donde todo esta monitorizado y controlado al instante, donde existe inteligencia artificial que sabe dónde estás en tiempo real, con quien estas, qué estás haciendo y que piensas hacer, ya que nuestra vapuleada conducta es relativamente parecida y los llamados algoritmos nos identifican plenamente, anticipándose a nuestros deseos más recónditos. Quienes entonces nos llevan ventaja, son aquellos que manejan los sistemas y los poderes económicos, porque parece que son los mismos.
El camino se lo dejamos muy fácil, nuestra sociedad extasiada por la comunicación y la información al instante, donde puedes ver la guerra, el sexo, la muerte, en tiempo real, esta esclavizada a todos aquellos aparatos ultramodernos de última generación, diseñados para someternos y controlarnos sin que nos demos cuenta y donde, además, ostentamos una falsa felicidad y nos sentimos increíblemente poderosos al publicar nuestra vida en directo a todo el planeta.
Ya entramos en otra fase, ya no con preocupación ni con criticas subjetivas, ya que existe bastante evidencia sustentada en estas últimas dos décadas, que nos muestran el terrible efecto que tiene la alta exposición a aparatos tecnológicos y pantallas sofisticadas en los niños pequeños, adolescentes, adultos y adultos mayores, donde se observa claramente el efecto negativo en todos los sentidos, especialmente en nuestro cerebro, que producen las largas y altas horas diarias de exposición a esta información de carácter permanente, como nos ha deshumanizado y transformado como sociedad y como ha aumentado la cantidad de hechos asociado a este complejo efecto negativo.
La gran mayoría de las dimensiones negativas de nuestra sociedad actual están directamente relacionadas con este cambio crucial de hábitos que tuvimos como seres humanos, la depresión, el stress, el suicidio, la salud mental, el aumento de la violencia en múltiples espacios, la desidia, la anomia, la falta de esperanzas, la falta de expectativas, la impersonalidad, la competencia, la falta de empatía, entre otras muchas más.
¿Como podremos revertir este gran problema, que nos pone en jaque como humanidad? O quizás, no hay punto de retorno y es Jaque Mate y la partida esta pérdida. Yo aún tengo esperanza y creo en los seres humanos. Todavía podemos.