La gestión supeditada a las elecciones

"Este año se define todo", una máxima sencilla que muchos han acuñado para definir este período electoral. Determinante porque marcará o al menos delineará el futuro de la actual administración, no solo desde el análisis ideológico, sino que también considerando fundamentalmente aspectos relacionados con su gestión.
La administración que lidera el Presidente Gabriel Boric, sigue sometida a diario a la evaluación ciudadana, lo mismo que la gestión de las autoridades regionales, como el Gobernador, consejeros/as regionales, los alcaldes, y alcaldesas y los concejos municipales, que están sometidos a fuertes exigencias ciudadanas y por cierto que abogando también por una gestión gubernamental nacional más eficiente y cercana a las demandas de la gente.
Este 2025 es un año fundamental desde el enfoque político. Ya se advierten señales de reactivación económica y un gobierno un poco más compenetrado en con las demandas ciudadanas y con la urgencia que exige la comunidad para aquellas materias más prioritarias.
Pero la gente es exigente y el Gobierno comunica mal, por lo que a veces cuesta relevar los aspectos positivos de la gestión oficialista, y más allá del slogan y los esfuerzos por instalar temas en la agenda informativa, aún falta mucho para que se logre ese objetivo.
Las organizaciones sociales han señalado sostenidamente que hoy más que nunca existe la necesidad de dialogar con las autoridades de turno, de escuchar y considerar sus propuestas, poner atención a la ciudadanía y a sus representantes, porque el Gobierno no puede pretender resolver esta adversa contingencia sin considerar a nadie.
Reconocemos que Chile, sus autoridades y todos los actores, deben ser capaces de mirar hacia el futuro y pensar en el tipo de nación que queremos construir. La misma metodología de trabajo debiera aplicarse en las regiones, de manera que los actores territoriales junto a los gobernantes puedan delinear las políticas y medidas que se requieren para avanzar a los ritmos y necesidades que Aysén y su gente necesitan.
Lo importante es que aún hay tiempo para corregir errores, para enmendar el rumbo y para darle más protagonismo a la gente. Si eso se consigue, tendremos una comunidad más vigilante, más comprometida con los cambios que se deben generar para que el desarrollo del país transite por los senderos que la gente anhela.