Entrecruzando la información que entregan varias publicaciones en temas diversos de los últimos días, resultó que tenían mucho ver que entre sí. Esto es, entre ballenas, ley de pesca, FIPES, salmonicultura y certificación de sostenibilidad.
Por una parte, hubo dos o tres interesantes artículos de Mongobay Latam, donde Michelle Carrere hace de ese escaso y necesario periodismo de investigación, y en este caso analiza la actualidad y problemática de la Ley de Pesca y la cuestionable certificación MSC a la pesca de FIPES. Por otra, estuvo un interesantísimo artículo del Centro de Conservación Cetácea y Ecoceanos sobre la pesquería de krill antártico.
Y resulta que FIPES, la Federación de Industrias Pesqueras del Sur, tiene harto que ver con nuestra región. Las empresas que la conformaron eran la tristemente célebre Pesca Chile de la española Pescanova, que quebró, pasando a ser Deris S.A. asociada a la islandesa BrimEHF/HF Grandi Ltda. vinculada a Hvalur hf (que cazan ballenas en aguas islandesas), Friosur y Nippon Suissan, propietarios de Emdepes. La planta y salmoneras de Pesca Nova-Acuinova, entendemos pasaron a la noruega Marine Harvest, hoy MOWI Chile. Las salmoneras de Friosur, pasaron a AquaChile (hoy grupo Agrosuper). Nippon Suissan llego a Chile adquiriendo Salmones Antártica con que Fundación Chile había iniciado ese rubro en nuestro país. Sí, fue el Estado el que arriesgo, invirtió y experimento para iniciar esta hoy rentable industria. Aquí vale recordar que entre los impactos ambientales de las salmoneras está aquel sobre los mamíferos marinos, cetáceos entre ellos.
Las empresas concentradas asociadas a FIPES, fueron las que consiguieron en la "Ley Longueira", corrompiendo a algunos políticos, que la cuota de pesca artesanal fuese 100% transferible a la industria, lo cual en la práctica ha significado un intento de llevar a la extinción a los artesanales y PymesS anexas y el empobrecimiento del litoral, al aumento de la pesca ilegal, a que 70% de la pesca sea de arrastre y que la merluza austral se encuentre sobrexplotada y las pesquerías de merluza de cola y de tres aletas este agotada (¡ de éstas se alimenta la merluza austral!). Así y todo, no hay plan de recuperación y la responsable, la Subsecretaria de Pesca, además, elimino la talla mínima porque según ella incentiva el descarte, un tema no resuelto. Descarte, que es consustancial a la pesca de arrastre y se evita con las artes de la pesca artesanal. A pesar de todo este oscuro panorama, inexplicablemente, esas empresas cuentan con una inmerecida certificación de sostenibilidad del Marine Stewardship Council, MSC (la que revisa un consultor extranjero, que por lo visto no se informó mucho).
La flota de FIPES cuenta con 6 buques factoría y hieleros (4 de arrastre) que capturan y congelan especies demersales, como bacalao, merluza austral y de cola y cojinova moteada, las que registran interacciones con mamíferos marinos como cachalotes y orcas. Además, cuenta con 3 naves de captura de kril antártico.
El aumento de pesca de kril, en ausencia de medidas regulatorias, ha sido de 3.600%, (1,3 millones de tons. 2023) y eso para alimento de salmones (aporta pigmentación-colorante). Mientras la pesca internacional (chinos, coreanos, japoneses) va en aumento, el stock de kril ha disminuido y esta siendo afectado por el cambio climático. Y como es conocido, este crustáceo es el principal alimento de las ballenas, por lo cual hay una fuerte competencia por el recurso, los pesqueros usan a las ballenas para saber dónde encontrarlo y ya van varios choques con resultado mortal. Aparte que tenemos, otra vez, a islandeses y japoneses, no solo cazando cetáceos, sino que chocándolos y quitándoles la comida. Y esto prácticamente con "patente de corso" chilena.
Es bastante evidente que FIPES hará lo posible para mantener sus privilegios, evitando también cambios que les afecten en la nueva ley de pesca, en lo que el debilitado sector artesanal (hoy, buena parte "de papel") no es oponente muy poderoso. Tampoco parecen serlo las "millonarias ONG's" (según el diputado Calisto que le defiende los intereses a la industria), las cuales tampoco tenemos demasiada capacidad de incidencia. Pero, igual, algo intentamos aportar para transparentar un poco la turbiedad.