El pobre indicador del PIB Regional dejó un mensaje muy claro; estamos estancados, estamos marcando el paso y la aguja no se mueve.
Corrobora la percepción ciudadana que está instalada una incertidumbre colectiva que hoy claramente es la principal debilidad de este Gobierno, lo que nos obliga a todos a preguntarnos ¿qué está pasando?, por qué Aysén no avanza, no se ven señales de reactivación y obras públicas ejecutándose. Y aquí emplazamos a la primera autoridad regional, al delegado presidencial y a los seremis de los ministerios que manejan la mayor glosa presupuestaria, para que le expliquen a la gente qué ocurre, por qué llegamos a este estado de letargo económico.
Hoy lo prioritario es sacar a Aysén del subdesarrollo, una máxima a la que nos sumamos porque en ella está la clave para poder dejar atrás nuestro rezago y comenzar a transitar por mejores estándares de progreso, vinculados la mayoría de ellos, a obras que el Estado debe concretar en el territorio. Conectividad vial y digital, acceso a la vivienda con oportunidad y no esperando décadas, mejores establecimientos educacionales, un plan de descontaminación más efectivo que el actual y otras demandas ciudadanas urgentes que siguen siendo parte del petitorio histórico de la gente de Aysén.
Pero todo sigue circunscribiéndose a opinología, porque cuando de oportunismo se trata, los opinólogos/as sobran, pero la gente extraña las vocerías que, por sentido común, deben dar cuenta de la realidad que hoy enfrenta la región de Aysén.
Es obvio que a cualquier Gobierno le incomoda hablar de sus debilidades y de sus incapacidades, y por su parte a la Oposición le encanta festinar cuando al Gobierno le va mal, pero solo se quedan en eso, en opiniones, en críticas, en defensas corporativas, pero se extrañan las propuestas.
Entonces volvemos a plantear que la ciudadanía quiere ver acciones concretas y propuestas para avanzar, para fomentar desarrollo, y cuando la crítica es solamente ideológica, su contribución al debate es cero. Hemos señalado insistentemente que acá debe haber también un correlato legislativo y acciones adecuadas desde el Gobierno Regional y su Consejo, y los concejos municipales. Hoy lo que menos importa es el lucimiento personal. Lo relevante es sacar a Aysén del subdesarrollo y comenzar a generar medidas y políticas públicas que apunten en esa dirección.
El Gobierno Nacional y Regional entienden y asumen que la ciudadanía anhela ver a las autoridades en una actitud más proactiva, porque aun reconociendo que la cosa pública funciona a ritmo lento y burocrático, siempre es bueno mantener un diálogo sincero y directo con la comunidad, las organizaciones, y con los gremios empresariales en torno a los inconvenientes que enfrentamos como región, y que hoy, a propósito de este informe del Banco Central, parecen agudizarse.
La comunidad anhela ver cohesión y fraternidad en el trabajo político, quiere ver gestión mancomunada, acciones colaborativas y no solamente críticas. También extraña propuestas para lograr que se concreten los grandes anhelos colectivos. Porque entre tanto llamado a la unidad, a la generosidad y a poner los grandes intereses del país y de sus habitantes en el epicentro de la discusión y la acción política, por cierto, que todos y todas quieren sumarse y lograr así que las constantes arengas y llamados, se transformen en acciones concretas y no se queden como simples conceptualizaciones teóricas.