En plena campaña política, siempre hay espacio para referirse a un tema recurrente y sensible para la comunidad, reactivación económica.
La realidad es bastante decidora, la percepción ciudadana es categórica, pero las estadísticas son aún más elocuentes y no dejan espacio para la duda. De nuevo el pobre indicador del PIB Regional deja un mensaje muy claro; estamos estancados, estamos marcando el paso y la aguja no se mueve. Fue un -3,6% en el segundo trimestre de este año, algo mejor que el -9,7% del periodo enero-marzo.
El indicador corrobora la percepción ciudadana y refuerza la incertidumbre colectiva, y además, deja al Gobierno en una incómoda posición, donde en pleno periodo electoral, deberá salir a dar explicaciones para que la gente entienda por qué llegamos a esto. Pero no aplaca una gran interrogante regional; ¿qué está pasando?, por qué Aysén no avanza, no se ven señales de reactivación y obras públicas ejecutándose.
Ante ello, volvemos a emplazamos a las autoridades gubernamentales para que expliquen a la gente qué ocurre, por qué llegamos a este estado de letargo económico.
Insistimos que hoy lo prioritario es sacar a Aysén del subdesarrollo, una máxima a la que nos sumamos porque en ella está la clave para poder dejar atrás nuestro rezago y comenzar a transitar por mejores estándares de progreso, vinculados la mayoría de ellos, a obras que el Estado debe concretar en el territorio. Conectividad vial y digital, acceso a la vivienda con oportunidad y no esperando décadas, mejores establecimientos educacionales, un plan de descontaminación más efectivo que el actual y otras demandas ciudadanas urgentes que siguen siendo parte del petitorio histórico de la gente de Aysén.
Se entiende que a cualquier Gobierno le incomoda hablar de sus debilidades y de sus incapacidades, y a la Oposición le encanta festinar cuando al Gobierno le va mal, pero solo se queda en eso, en opiniones, en críticas, en defensas corporativas, pero se extrañan las propuestas.
Entonces volvemos a plantear que la ciudadanía quiere ver acciones concretas y propuestas para avanzar, para fomentar desarrollo, y cuando la crítica es solamente ideológica, su contribución al debate es cero.
El Gobierno Nacional y Regional entienden y asumen que la ciudadanía anhela ver a las autoridades en una actitud más proactiva, porque aun reconociendo que la cosa pública funciona a ritmo lento y burocrático, siempre es bueno mantener un diálogo sincero y directo con la comunidad, las organizaciones, y con los gremios empresariales, en torno a los inconvenientes que enfrentamos como región, y que hoy, a propósito de este informe del Banco Central, parecen agudizarse.