Siempre hay interesantes temas que tratar en esta columna, ya sea porque está de actualidad o porque su importancia es permanente y traspasa épocas. Esta semana es una de ésas en que se hacía difícil seleccionar uno entre tantos muy significativos. Me venció la indignación (con todas sus letras) y elegí tocar el caso Mañalich.
Quizás no es una materia tan trascendente o que afecte especialmente el destino inmediato de Chile. Pero desnuda de una manera tan feroz el pensamiento de un individuo, médico, ex Ministro de Salud de Piñera en dos períodos y actualmente del partido Amarillos por Chile, que uno cuestiona la capacidad intelectual y moral de una persona "educada" y con tantas oportunidades y privilegios en la vida.
Decir en una entrevista que el embarazo de la ministra vocera de gobierno Camila Vallejos y de la diputada Presidente de la Cámara Baja Karol Cariola "al ser simultáneos, a mí me hace pensar que los embarazos de ellas no son accidentales, que ellas tomaron la decisión de quedar embarazadas, que vieron una oportunidad de guardar energía para una próxima oportunidad en la política", indigna y hace pensar que los discursos "feministas" que se escuchan a los políticos son solo fachada.
Puede argumentarse que en una entrevista se dicen cosas de manera espontánea, casi sin meditar. Pero, a eso podemos refutar que lo que se dice surge del pensamiento del individuo que lo verbaliza, no viene de la "estratósfera". Aquello que se expresa, bien o mal, refleja el raciocinio que ha desarrollado ese individuo.
Lo primero que se puede resaltar es que los dichos son machistas. Igualmente son denigrantes.
Pero hay más, porque se refería a dos destacadas mujeres políticas, ambas del Partido Comunista, así que denostarlas a ellas tenía un propósito mayor y era darle (nuevamente) al PC, no pudo desaprovechar la oportunidad. Mala decisión.
Es cierto que hubo un rechazo transversal a los dichos de Mañalich, como también es cierto que no podría haber sido de otra manera, porque permanecer callado ante la brutalidad de lo dicho, no era una opción.
El pensamiento de Mañalich no es exclusivo de él, esa forma masculinista de expresarse está arraigada en algunos sectores de nuestra sociedad, más de lo que quisiéramos.
Podría haber sido Mañalich o cualquier otro el que se expresara de esta forma, la cuestión es que saca a relucir que en Chile hay un retraso abismante en la conciencia de los individuos para eliminar cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres. Aún no están las condiciones para transformar las relaciones sociales y lograr la igualdad entre las personas. Y el respeto que todas ellas merecen.
Podemos contrastar que hoy día las mujeres han conquistado espacios que hasta hace poco estaban vedados. En lo público se observa mujeres presidente de la república, ministras, parlamentarias, rectora de universidad, dirigentes sociales y políticas. Pero en lo privado no hay tantos cambios. Esa es una brecha que, al parecer, tomará décadas en ser eliminada.
Las transformaciones (de pensamiento, actitud, acción) pasan por cambios estructurales en educación. Mismos cambios que la derecha se niega a implementar para mantener su poder de clase.
¡Ah! ¿Por qué el título de esta columna? Hagan memoria, recuerden "Aysén tu problema es mi problema", cuando Piñera envió a Mañalich a solucionar el "problema" y éste vino a apagar el incendio con bencina. Sólo él puede superarse.