Tristán Claridge en Aysén: "El capital social activa el desarrollo y une a la comunidad"


Coyhaique-. Tristán Claridge, presidente de la Asociación Mundial de Capital Social, se encuentra de visita en la región invitado por Carlos Vignolo, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, para dictar una charla dirigida a referentes de diversos ámbitos del quehacer regional.
El epicentro temático es el capital social -la red de relaciones y la capacidad de colaborar- es el factor que permite que las organizaciones y la sociedad funcionen, al activar el capital humano y físico y traducirlo en eficacia, eficiencia, productividad y bienestar.
"A través del capital social puedo activar mi capital humano para lograr desafíos más complejos", sostuvo, subrayando que cuando las personas, organizaciones y autoridades trabajan juntas se aceleran los resultados con los mismos recursos disponibles. En el caso de Aysén, añadió, la creación de conexiones entre habitantes y sectores permitiría avanzar más rápido y vincular mejor a la región con el resto del país.
Claridge abordó, además, controversias locales como las posiciones a favor y en contra de la salmonicultura. A su juicio, romper barreras parte por las personas, las organizaciones y los liderazgos, y se sostiene en el diálogo: comprender el conflicto desde la perspectiva del capital social "permite notar el daño de las contradicciones y hacerse cargo de ellas", dijo, llamando a abrir espacios de conversación y confianza para identificar objetivos compartidos.
En la imagen: Héctor Canales Cabezas, Gabriela Olivares, Carlos Vignolo, María Elena Asi, Tristan Claridge, Alvaro Contreras y Eduardo Vera Wandersleben, presidente directorio Diario El Divisadero.
Consultado por el contexto electoral, afirmó que no hay que esperar, "construir capital social ahora puede ayudar a las personas a compartir sus ideas y decidir en conjunto quiénes quieren liderar el país". En esa línea, destacó el rol de los medios de comunicación para formar narrativas que promuevan la interacción y la colaboración, advirtiendo también del potencial efecto negativo cuando se incentivan el miedo o la división.
Respecto a liderazgos, Claridge fue categórico. "necesitamos líderes que inviten a construir capital social y lo consideren en la implementación de políticas públicas". Señaló que el enfoque debe ser intersectorial, incluyendo gobierno, empresas y organizaciones de la sociedad civil. Recordó, además, la naturaleza expansiva del capital social: "Cuando creo mi capital social individual, también estoy creando capital social para el resto de la comunidad".
En materia empresarial, planteó dos frentes complementarios: fortalecer el capital social dentro de las organizaciones -para elevar su productividad- y mejorar la relación con la comunidad, elevando el bienestar colectivo. "Cada vez más compañías entienden que dependen de la comunidad para su rentabilidad", señaló.
Sobre la alta dependencia regional de inversión pública, sostuvo que invertir en capital social se paga solo por los incrementos en eficacia, efectividad y productividad, favoreciendo más participación privada y cambios en la estructura económica. Recomendó reuniones frecuentes entre actores locales para aprender, practicar y definir rutas de inversión: "Todo esto es producto de la espontaneidad, del relato y del diálogo entre personas", dijo, añadiendo que existen metodologías para diseñar contextos que activen el capital social y mejoren la manera en que las personas interactúan.
Finalmente, destacó el papel de las universidades, llamadas a investigar cómo promover el capital social entre sus estudiantes y en la comunidad, y a transferir evidencia que guíe decisiones públicas y privadas.
Claridge, cerró dejando instalado en Aysén un llamado práctico: conectar, conversar y cooperar para activar el desarrollo que la región necesita.