Elecciones


Ya estamos a un poco más de cincuenta días de las elecciones presidenciales y de senadores y diputados en nuestro país. Los ojos de la mayoría de las personas en estos momentos están puestos en este proceso eleccionario, que será determinante para nuestra larga y angosta faja de tierra y sus veinte millones de habitantes, de las cuales alrededor de quince coma siete millones estarán en condiciones de emitir sus votos en las urnas secretas.
Los más preocupados e involucrados en este proceso, son los partidos políticos, existen alrededor de veinte cuatro en la actualidad, pero sin embargo las personas que militan en partidos políticos no superan las seiscientas mil, es decir menos del tres por ciento de los habitantes de nuestro país militan en estos conglomerados. Es decir, su representación en la base poblacional es ínfima y sin embargo siguen siendo quienes toman las decisiones en nuestro territorio. Algo está mal. Algo no coincide. Algo debería cambiar.
La oscuridad histórica que reina en estos conglomerados y la desconfianza, el sentimiento que predomina en los chilenos en la actualidad son los principales factores que inciden en este fenómeno. Esta situación nadie la considera, ya que los votantes, principalmente aquellos que acudirán a emitir su voto de forma obligada, sin considerar esta acción como un deber cívico, son la gran mayoría. Y estos votantes pueden votar por cualquiera, lo cual hace muy incierto el resultado e invalidan en gran medida a las famosas encuestas, que son constantemente manipuladas y utilizadas en favor de un sector u otro.
Lo otro que ha cambiado mucho y que también tiene que ver con ese sentimiento de desconfianza que nos rodea diariamente, es que la gente, los habitantes, las personas, los votantes, los unos y los otros, toda la población, ya no es tan fácil de convencer. Ya no creen en las palabras de los candidatos y candidatas que con el paso del tiempo han perdido la credibilidad, producto de tantas promesas incumplidas, de tantas mentiras encubiertas que han dejado con el paso de los años. El habitante chileno hoy se informa por diferentes medios, preferentemente por redes sociales y conoce con mucha mas facilidad cuando alguien no está diciendo la verdad.
Por eso la tarea hoy en día es mucho más dificil para estos candidatos, ya a las personas no se les convence con un saludo, una visita en la casa, una sonrisa, un apretón de manos, el pago de alguna cuenta, un asado o una canasta familiar, como antes, ya las personas identifican las intenciones de tal o cual sector y se requieren muchos más argumentos solidos para conseguir un voto.
Se nota la falta de educación cívica en la población y en las nuevas generaciones, súmele que existen muchos candidatos que no reúnen las condiciones idóneas, hoy en día se ha perdido el sentido de lo que realmente significa ser parlamentario, y muchas personas creen que, por haber tenido un cargo público u otro puesto de poder, están preparados para cumplir este rol y hablan con propiedad de cualquier tema y es aquí cuando surgen y se pueden observar las limitaciones de cada uno. Es cosa de escuchar los debates que están hoy en día en los diferentes medios de comunicación.
El futuro es entonces incierto, existe ausencia de lideres de verdad dicen otros y demuestra que las decisiones que toman las elites políticas están muy lejos de la ciudadanía, que al parecer no confía plenamente en ninguna de las alternativas. Más cerca del triunfo estarán aquellas y aquellos candidatos que hayan tenido y tengan realmente contacto con la comunidad, cara a cara. Aquellos y aquellas que no basen sus discursos en las descalificaciones de otras y otros y que tengan en realidad propuestas positivas que efectivamente se puedan llevar a la práctica. Ojala vaya todo bien, ya que hay demasiado en juego.