Nuestro país se enfrenta a un entorno de seguridad que cambia a cada instante. El crimen organizado se ha reinventado, extendiéndose por nuevas rutas y fronteras, lo que hace que modernizar nuestras instituciones policiales resulte una urgencia casi imposible de ignorar. Es por esto que, el Proyecto de Ley N° 17.371-25, que impulsa una renovación en la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), llega como un punto de inflexión: propone transformar tanto la estructura como la cultura policial en respuesta, en gran medida, a los retos de hoy y a las inquietudes de mañana.
Siendo jefe regional en Aysén, he visto de primera mano que, aunque esta zona se vea alejada, es sólo una percepción geográfica… los ecos del narcotráfico, de los daños al medio ambiente y el ciberdelito entre otros resuenan cada más en nuestra Patagonia. Es por lo anterior y en base a mi experiencia, que este proyecto es fundamental. La introducción de un nuevo escalafón para Oficiales Policiales y Aspirantes, ahora Oficiales Policiales Investigadores y Aspirantes Investigadores, respectivamente, junto a una reorganización de rangos y mayores exigencias formativas, habla de una policía más profesional, especializada y, sobre todo, alineada con lo que la ciudadanía necesita.
El nuevo sistema de ingreso exige contar con un título previo y someterse a un proceso riguroso de formación; esto no solo refuerza nuestras capacidades investigativas, sino que también marca un estándar elevado en la función policial. Inspirado, en la mayoría de los casos, en modelos que ya han probado su eficacia en el extranjero ?como el FBI en Estados Unidos o la Policía Nacional de España? se trata de fusionar el conocimiento académico y la experiencia práctica, binomio, que a mi parecer, es indispensable.
Así mismo, la ampliación de la planta y la reasignación de rangos, como la incorporación del comisario a las labores operativas, mejorará nuestra presencia en terreno, crucial en nuestra área investigativa para abordar eficazmente las actividades criminales que evolucionan rápidamente. El objetivo de esta medida se extiende más allá de la mera gestión de recursos humanos. Se trata de una fuerza policial más proactiva, dedicada y disponible comprometida con su comunidad.
Pero modernizar no es solo reorganizar: es también fortalecer nuestra identidad institucional y valores doctrinarios. Por ello, el proyecto contempla un régimen de formación integral, que une teoría, práctica y evaluación continua. Esto es fundamental para garantizar que quienes se incorporen a la PDI lo hagan no solo con habilidades técnicas, sino también con un profundo sentido de servicio público y vocación investigativa.
En Aysén, donde las condiciones geográficas imponen barreras naturales a la conectividad, la innovación y profesionalización son nuestras principales aliadas. Contar con funcionarios mejor preparados, con competencias especializadas y herramientas tecnológicas adecuadas, permite abordar investigaciones complejas sin depender exclusivamente de recursos externos o traslados prolongados. En este sentido, esta modernización será especialmente significativa para regiones extremas como la nuestra.
Es una mirada al mañana. La seguridad de Chile requiere de una PDI compuesta por hombres y mujeres actualizados a los nuevos tiempos, a las nuevas metodologías del delito, entrenados para una acción rápida, profesional y siempre respetuosa de los Derechos Humanos. Es una oportunidad para reafirmar nuestra promesa a la comunidad, que espera no solo respuestas, sino soluciones prácticas. Como institución, debemos aceptar este proceso con humildad y creencias firmes. El futuro de la seguridad pública en Chile no puede esperar, y como Policía de Investigaciones de Chile nos estamos preparado para asumir esta tarea.