"Por el cuidado y buen uso de los recursos públicos", reza el eslogan de la Contraloría General de la República, frase que encabeza sus informes y resoluciones. El número 264 del pasado 24 de enero responde a la solicitud del diputado René Alinco para investigar a Marisol Martínez Sánchez, "contratada como asistente social para desempeñarse en la Escuela Nieves del Sur, en el período comprendido entre el 1 de enero de 2022 y el 30 de junio de 2023".
Ya que los medios regionales hicieron la vista gorda, acá se los cuento: Resulta que, según comprobó la Contraloría, la presidenta del Partido Socialista (conglomerado que viene hace meses bastante abochornado con Monsalve, las Allende y este asunto aisenino que, presumo, no le quita el sueño al Comité Central de la tienda oficialista) recibió de la Municipalidad de Coyhaique "el monto bruto de $3.112.482 por concepto de remuneraciones (…) por 296 horas asociadas al ejercicio de su labor como consejera regional, las que no fueron recuperadas".
Eso solo en el primer punto. Luego indica que la militante socialista tampoco recuperó 9 horas que utilizó para asistir a un programa de radio como panelista. El informe de Contraloría añade, entre otros bochornos, que Marisol Martínez informó una jornada laboral que totaliza 39 horas y no 40, es decir, "se generaron 57 horas no trabajadas". Esto abulta la deuda pública de la presidenta del PS con otras 700 luquitas que se echó al bolsillo por respirar.
Por todo lo anterior, el organismo le exige a Marisol Martínez que devuelva $3.914.581 por sacar la vuelta en vez de hacer su trabajo.
Pero este escándalo que quieren hacer pasar tan piola no termina ahí. Por un lado, Martínez, conocedora de sobra del funcionamiento del Estado (ha sido alcaldesa, gobernadora, directora regional y consejera), obtuvo recursos sin trabajar, es decir, no recuperó las horas e informó una jornada inferior a la que le correspondía por contrato. No lo digo yo, cito a la Contraloría. Pero por el otro están los mecanismos de control de la Municipalidad de Coyhaique, entidad que incumplió otro dictamen: A través de un acuerdo -que más parece un favor político- se le asignaron labores calificadas como "esenciales", sin embargo, esos trabajos no tenían motivo alguno para recibir esa calificación.
Tras los antecedentes entregados por Contraloría es imposible no recordar que Marisol Martínez fue formalizada por fraude al fisco en enero del 24 cuando se desempeñaba como gobernadora provincial de Aysén, a pocos meses de haber asumido.
Para resumir en simple, según Contraloría solamente Alinco hizo la pega: fiscalizar desde el parlamento. El Municipio de Coyhaique quedó en entredicho por no hacer su parte y Marisol debe devolver casi 4 palitos por haber sacado la vuelta olímpica.
Con todo esto, un partido serio se habría puesto rojo como su bandera, pero de vergüenza. Sin embargo, para sorpresa de nadie, el Partido Socialista Aysén se fue mutis por el foro, callampín bombín, a otra cosa, mariposa. ¿En serio no cachan que la estrategia del silencio en un año electoral puede ser la sepultura?
Es hora de que estas investigaciones, serias y validadas por el Estado, se multipliquen, y los y las contribuyentes sepamos exactamente quién es quién en la repartija de las lucas y el poder. ¿Cuántas horas extras fraudulentas se pagan en Aysén? ¿Cuántas asignaciones profesionales sin el necesario título profesional existen? A modo de ejemplo de lo caraduras que pueden ser, hasta la precandidata presidencial Evelyn Matthei recibió esa asignación de modo fraudulento cuando era ministra de Piñera. 500 luquitas mensuales basadas en una mentira.
Para responder estas preguntas podríamos partir con los Cores del período anterior y así dilucidamos todo: Si se devolvieron todos los viáticos que eventualmente se entregaron sin que correspondiera, si existen o existieron atrasos en los reembolsos que exige la ley, si se devolvieron todas las horas que se adeudan, y todo lo que el peatón común y corriente tiene derecho a saber. Sí, ese peatón anónimo? que les paga esas horas extras.
Esto lo escribo en un domingo de verano, lluvioso y cálido, temperamental como nuestra política doméstica. Esto último lo cuento porque no faltara quien me acuse de redactar estas columnas mientras saco la vuelta. Es más, capaz que más de alguien la esté leyendo en horario laboral. ¡CHAN!