Un reconocimiento a los guardaparques de Aysén y de Chile

Los grandes guardianes del bosque. En Chile, la figura del guardaparque tiene raíces que se remontan a comienzos del siglo XX, cuando se empezaron a reconocer espacios naturales que merecían protección. Con el paso del tiempo, lo que comenzó como vigías se transformó en un cuerpo profesional: hoy hay cientos de personas que patrullan senderos, monitorean flora y fauna, enfrentan incendios y resguardan patrimonios invisibles. Nuestro país tiene bajo protección oficial más del 20% del territorio nacional, y detrás de ese manto verde hay hombres y mujeres que viven para protegerlo.
En Aysén, los guardaparques son parte del alma de nuestro territorio. Aquí, donde casi la mitad de la superficie regional está bajo protección oficial, su rol es clave en el resguardo de parques, reservas y monumentos naturales. La próxima semana celebramos el Día Nacional del Guardaparque, ocasión que nos recuerda el valor de quiénes, en silencio y con vocación, mantienen abiertos y seguros nuestros senderos, apoyan la educación ambiental de la comunidad y resguardan la riqueza única de la Patagonia. En medio de bosques siempreverdes, glaciares y estepas, cada guardaparque es testimonio vivo del compromiso de Chile con la conservación.
Chile también brilla en el escenario internacional gracias al trabajo de nuestros guardaparques. El Parque Nacional Cerro Castillo, en Aysén, ¡fue incluido oficialmente en la Lista Verde de Áreas Protegidas y Conservadas de la UICN ?la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza? convirtiéndose en el primer parque chileno en alcanzar este reconocimiento! Ese título no es simbólico: implica que, tras tres años de arduo trabajo, el parque cumplió estándares rigurosos definidos por 50 indicadores de gestión efectiva, gobernanza, participación comunitaria, monitoreo y vinculación territorial. En todo el mundo, solo 87 áreas protegidas en 18 países integran esa lista selecta. Este reconocimiento es un testimonio del potencial que tienen los guardaparques para transformar territorios y elevar la mirada de la conservación.
El futuro se escribe con esperanza y compromiso. La Ley 21.600, que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, no es solo una reforma institucional: es la respuesta concreta del gobierno del Presidente Gabriel Boric al anhelo histórico de dotar a los guardaparques de una casa propia, con mejores herramientas para proteger nuestro patrimonio natural. Esta semana, la llegada a Aysén de Claudio Aguirre, director regional del nuevo servicio SBAP, marca el inicio de una etapa inédita: la preparación de la implementación en uno de los territorios más ricos y, a la vez, más desafiantes del país. El mensaje es claro: el Estado debe apoyar a sus guardaparques, al contrario, los reconoce como pieza central en la conservación. En este camino se abre una oportunidad de fortalecer la gestión, dignificar las condiciones de trabajo y consolidar un modelo de conservación que mire al futuro con optimismo y unidad.
Los guardaparques son héroes de lo cotidiano. No usan capa, pero portan con orgullo el uniforme verde que simboliza esperanza y compromiso con la vida. Gracias a ellos, hoy seguimos teniendo huemules en la cordillera, aves en los humedales y glaciares aún libres de intervención. En su trabajo silencioso se sostiene el futuro de la biodiversidad en Chile, y en Aysén se encarna el orgullo de un territorio que entiende que sin naturaleza no hay desarrollo posible. Reconocerlos es un deber, apoyarlos es una urgencia, y celebrarlos es una manera de recordar que en cada guardaparque late el corazón verde de nuestro país.