Las enfermedades respiratorias siempre han sido un desafío para la humanidad, debido principalmente a su enorme potencial de contagiar a muchas personas de forma simultánea, lo que resulta de difícil manejo en particular en la época invernal, en donde las enfermedades respiratorias pueden causar altas tasas de consultas, altas tasas de hospitalización e incluso pueden ser mortales en un porcentaje menor de la población que pertenece a algún grupo de riesgo.
En los últimos años hemos sufrido varios eventos asociados a enfermedades respiratorias e incluso hemos vivido pandemias. Algunas de ellas pueden resultar poco familiares a la población, como la del Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda Severa (SARS) del 2003 o la Pandemia de Influenza A (H1N1) de 2009, esta última ocasionada por un virus que no ha desaparecido y que nos acompañará por mucho tiempo. La Influenza A puede variar su comportamiento y agresividad de un año a otro, pudiendo causar nuevos brotes y enfermedad grave en adultos mayores, en menores de 5 años, personas con comorbilidades y embarazadas.
Durante la pandemia de Influenza A se obtuvieron múltiples datos que demostraron la necesidad de contar con una robusta vigilancia epidemiológica para pesquisar de forma precoz la aparición de virus asociados a hospitalizaciones, para de esta forma cuantificar, analizar y entregar datos rápidamente para la toma de decisiones.
Desde el año 1968, el Instituto de Salud Pública (ISP) realiza la vigilancia de agentes infecciosos en Chile y forma parte de la red de laboratorios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como centro nacional de referencia para la vigilancia de influenza y otros virus que, normalmente, circulan durante los meses más fríos del año. Esta red nacional, desde 2002, incluye a la atención primaria a través de la vigilancia de Enfermedades Tipo Influenza (ETI) y desde el 2012 incluye a algunos hospitales centinela para Infecciones Respiratorias Agudas Graves (IRAG), que vigilan los casos más graves y que requieren ser hospitalizados.
Estos establecimientos llevan adelante la vigilancia de Arica a Punta Arenas y desde hace pocas semanas la integra nuestro Hospital Regional Coyhaique (HRC), lo que nos pone a la altura de otros grandes centros asistenciales que forman parte activa de esta Red. Gracias a esta reciente designación, podemos identificar, prácticamente en tiempo real, hasta 08 agentes infecciosos virales que aquejan a nuestros pacientes, como Influenza A, Virus Respiratorio Sincicial y Sars-Cov2 entre otros.
Dos grandes actores son los protagonistas de esta vigilancia IRAG en el HRC, el Subdepartamento de Epidemiología y el Laboratorio de Biología Molecular, que trabajan mancomunadamente para detectar los virus respiratorios circulantes en la región y ver de esta forma la tendencia de las hospitalizaciones, además de evaluar la gravedad de los cuadros y las características de los pacientes hospitalizados, determinando además el tipo y subtipo de virus respiratorio involucrado.
Nuestro Laboratorio de Biología Molecular fue implementado hace ya 3 años, con un enorme esfuerzo técnico y económico por parte del HRC y del Servicio de Salud Aysén y la puesta en marcha de esta nueva sección del laboratorio representa un salto tecnológico y de resolutividad gigante en nuestra región y que con el pasar de los años ha demostrado ser fundamental para nuestra red asistencial.
Todos los esfuerzos descritos, tienen como objetivo final entregar un mejor servicio a nuestra comunidad, en particular en la época de invierno, cuando nuestros niños y la tercera edad se ven particularmente afectados, así como también contribuir a una vigilancia global e internacional en la pesquisa precoz de virus que amenacen la Salud Pública.