Quedan unas pocas horas para finalizar este año e iniciar uno nuevo, según la convención del calendario Gregoriano, ya que en otras comunidades y/o culturas se celebra en otras fechas, aunque algunos/as digan que es un fenómeno universal, lo cual está equivocado.
Como sería de esperar, hacemos balances o evaluaciones, ya sea a nivel personal, familiar o colectivo. Algunos prefieren seguir de largo y no evaluar nada, sólo cambiar el calendario. Siempre es necesario detenerse un momento a revisar, mirar hacia atrás y ver cuáles fueron nuestros logros y nuestras pérdidas, y qué factores influyeron para que eso suceda. Sobre nuestros detrimentos es donde debemos poner el foco, si está en nuestras manos o bajo nuestro control, corregir lo que nos perjudicó.
Por otro lado, y aunque nos parezca que después de la medianoche no pasó nada y seguimos siendo los mismos, lo cierto es que no es así, el tiempo continúa su curso y cada minuto del nuevo año nos hace más viejos. Tampoco es para obsesionarse con la idea de la finitud de nuestra existencia, pero sí para poner en marcha proyectos e iniciativas que hemos venido postergando, y que quizá ya no pueden esperar y ahora tenemos una nueva oportunidad para comenzar a darles vida.
A nivel vincular es un poco más complicado, porque no siempre depende de nosotros. Las relaciones humanas son complejas, los lazos familiares van cambiando, así como lo hacen sus integrantes, lo mismo los vínculos fraternales.
En cuanto a lo colectivo o macro, también somos parte de ello, tanto de los logros como de los fracasos. Cada decisión tomada o no tomada repercutirá en lo que suceda en nuestra comunidad, región y país. Aunque creamos lo contrario, las decisiones políticas son nuestras, a no confundir con la política partidista que es parte de lo mismo, pero es otra cosa.
Si vamos a hacer un balance sobre el desempeño de nuestro país en 2024, hay varios ítems que merecen una profunda revisión. Los estudios de opinión en su mayoría coinciden en que la inseguridad y la corrupción son los temas no resueltos más preocupantes para la ciudadanía, durante este año. Incluso a inicios del mes de marzo el Congreso presentó un estudio estadístico para medir la evolución de la delincuencia entre los años 2019 a 2023 ?tiene libre acceso para su lectura en la página de la Biblioteca del Congreso-. En cuanto a la distribución territorial, la región de Aysén tiene un bajo índice delictual con respecto al norte del país, es cierto que también influye su baja densidad poblacional, pero curiosamente este índice es más alto que Magallanes.
Más que criticar o preocuparse, mejor sería ocuparse en plantear nuestras inquietudes y sobre todo, nuestras ideas, a autoridades y políticos de turno. No debemos olvidar que, cada vez que elegimos a quienes nos representan, le otorgamos un gran poder de decisión sobre el quehacer de la nación. Por lo tanto, nuestros representantes tienen el deber de rendir cuentas sobre lo que no se ha hecho del todo bien, es un deber ético, independiente del sector al que pertenezca.
En los últimos años a nivel global se ha producido un gran desencantamiento de la política tradicional, y uno de los principales motivos es esa falta de ética en el compromiso con la ciudadanía. Pero a la par de la desilusión también ha emergido la confusión, y como dice el refrán, a río revuelto ganancia de pescadores, y no se han hecho esperar los ganadores del desgaste democrático. Las ideologías extremas han ido ganando terreno rápidamente, y eso que sus narrativas son prácticamente las mismas de hace cien años, entonces qué será lo nuevo, cómo y por qué se están apropiando de las motivaciones de los ciudadanos.
En el número 30 de la revista Nueva Sociedad, el historiador y analista político italiano, Steven Forti, hace un desmenuzado análisis sobre la emergencia de estas ideologías tratando de responder a varias preguntas como ¿Cuáles son las razones de su auge? ¿Cuál es su electorado? ¿Cómo comunican?, entre otras reflexiones que nos podrían acercar al trasfondo y los objetivos de estos movimientos.
El 2025 es un año particularmente importante para la actividad política en Chile, por lo tanto sería conveniente pensar con calma qué es lo que necesitamos a corto y a largo plazo, pero dejando de lado el revanchismo, sin castigar a nadie, porque a veces lo que queremos infligir nos duele más a nosotros que al castigado. Entonces a pensar con altura de miras y a actuar en consecuencia. Les deseo el mejor de los éxitos para este nuevo año.