Sin duda que hoy comienza una nueva etapa de nuestra democracia, ni mejor ni peor, sino que simplemente, un instante diferente, con renovación y ratificación de autoridades elegidas mediante la acción electoral de los ciudadanos, y desde ese ejercicio, con nuevas convicciones respecto al desarrollo comunal y regional.

Porque lo del fin de semana fue un nuevo desafío colectivo, donde, más que el voto, lo que está en juego son definiciones políticas más profundas, acciones democráticas más efectivas y un querer cambiar, refrescar y potenciar, todo lo que se venía haciendo desde el ámbito de acción de cada una de las autoridades y la institucionalidad que las alberga. Porque los Gobiernos C

Comunales, sin duda tienen una tremenda vinculación con los ciudadanos y sus anhelos de progreso, lo mismo que el Gobierno Regional y su Consejo, espacios políticos donde día a día se van delineando acciones concretas para que los habitantes de cada territorio, logren mejores está dares de vida y la región en su conjunto pueda avanzar y desarrollar sus potencialidades para así brindar mejores oportunidades a quienes habitamos esta zona del sur austral de Chile.

Y hoy, con resultados consolidados, comenzamos a transitar todos juntos en esta nueva etapa, donde deberán ponerse en marchar muchas tareas para así poder avanzar con la celeridad que la comunidad demanda.

Porque Aysén, y lo hemos sostenido permanentemente, requiere soluciones urgentes a muchos problemas estructurales que dificultan nuestro desarrollo. Dificultades que son conocidas, que están diagnosticas, pero que requieren acción política para ser resultas. No lograremos mucho como comunidad, si las demandas ciudadanas no son atendidas por las autoridades pertinentes, y el acto de sufragar seguirá siendo más decorativo que efectivo, si la reacción de los elegidos y elegidas, no está en sintonía con las necesidades de la gente.

Y no importa mucho el domicilio ideológico de los que lograron las más altas preferencias, si en la mirada de futuro no está puesto el sentido común y la convicción de ejercer el poder de manera inclusiva, participativa y sin sesgos.

Vienen tiempos desafiantes y muchas tareas están aun pendientes, por lo que el proceso eleccionario del fin de semana no debe detener el legítimo anhelo colectivo de ver más desarrollo en un territorio rezagado, donde la presencia del Estado debe reforzarse y el plan de reactivación económica debe comenzar a dar señales objetivas y concretas.

Deseamos sinceramente que estas elecciones sienten nuevos precedentes en los ámbitos políticos comunales y regional, y que este 2024, más allá de sus múltiples dificultades, pueda transformarse en un año bisagra para todos los sectores políticos, que más allá de las críticas y las promesas aún desatendidas, logren entender que el desarrollo regional es un desafío colectivo, participativo y dinámico, donde nadie está de más y donde se requiere nobleza, unidad y mucha convicción.