Me causa fascinación cuando entran más voces al escenario de la opinión, un género periodístico tan abandonado. Y se pone muy interesante cuando empezamos a interpretar o, si se quiere, a ponerle sustancia al diálogo, más allá de que esas interpretaciones puedan ser correctas o descabelladas.
Mi última columna en este periódico digital se refirió al fenómeno de la derrota de la gobernadora Macías y en un párrafo, solo en un párrafo, mencioné la amarga experiencia de la consejera regional Paula Acuña que, sin embargo, me contestó latamente.
Primero decir que hablaré con su nombre y no de la consejera ni del periodista. Nada de esa retórica `martinvarguesca` tan poco frontal. En el ruedo de la política hay que saber recibir.
Voté por Acuña en 2021. No este año, justamente porque no me gustó su arrimo a la vieja Concerta. Eso no quita que pueda hacer la lectura periodística de un grave error comunicacional como es declararse vencedora en una elección cuyo modelo no se basa estrictamente en el número de votos, sino en los arrastres y en las alianzas.
Según Paula, busco sepultar "con urgencia su carrera política". ¿En serio vive en esa nube? No lo parecía. La columna anterior no se trataba sobre ti, a diferencia de esta que te la voy a dedicar completita.
¿Independiente y auténtica? Auténtica no podría dudarlo, pero independiente de ninguna manera. Eres independiente porque tu partido desapareció de la Región de Aysén o, más bien, nunca ha llegado a existir. Pero en la práctica dependes del Frente Amplio, aunque en Aysén no sea más que un club sin sus papeles en regla. Y ahora dependes de los radicales. Mira tú por dónde.
Algo no se entendió: "La columna se enfocó en algo que, a mi juicio, demuestra una comprensión superficial de lo que realmente significa trabajar en política". Pero Paula, ¡por Dios!, la columna no se trata de ti. Solo cuatro líneas. Mucha, mucha gente me llamó o me escribió para comentar la columna y nadie ni siquiera te mencionó. O sea, solo tú crees que la columna se trataba de ti. Es más, dices que se centra en ti. Y no. Esta sí.
Paula Acuña se quedó sin partido político porque el Frente Amplio, por inexperiencia y algo de flojera política, no reunió las firmas necesarias en la Región de Aysén, pero eso no es culpa de ella. Es algo bastante más amplio que el Frente Amplio. Pero justamente mi columna trataba sobre las alianzas políticas y esto de dormir con los viejos radicales y despertar pasada a Concertación puede ser un accidente de juventud. Sin embargo, hay que definirse, sobre todo en un Gobierno que tiene dos bandos bastante delimitados: una izquierda joven e incómoda con el amplio poder del Partido por la Democracia y el PS en el Gobierno y un Socialismo Democrático con vasta experiencia en los claroscuros de la política. Con estos últimos se alió Paula Acuña para poder postular.
A pesar de que queda una instancia de apelación, dudo que pueda salvarse de este entuerto. El Servicio Electoral te respondió que tu alegato está "fuera de plazo" (otra pega mal hecha) y que es "improcedente". ¡IMPROCEDENTE! Yo no recuerdo ninguna institución chilena con más prestigio que el Servel. El Consejo Regional de Aysén, por cierto, no es una de ellas.
En palabras simples, el Partido Radical conocía perfectamente el capital político de Paula y cuando hablo de desperdiciarlo me refiero solo al hecho de declararse ganadora, desconociendo el modelo electoral. Pero Paula dice que el ansioso soy yo.
Entiendo; si eres candidata debe ser duro que el Servel te explique el modelo después de la derrota y no antes. A mí no me gusta este modelo. Veo que a tí tampoco. Pero es lo que hay, como dicen en la Democracia Cristiana. En la medida de lo posible. Quizás después de esta columna, estimada Paula, me van a situar en la ultraderecha aisenina. Porque los arrebatos de juventud nos hacen creer que somos los más, los únicos, la izquierda que va a cambiar el mundo, la de las grandes transformaciones, ¿te acuerdas?
Muestras desconocimiento por un concepto clave en política como es el capital de los actores políticos. Me acusas de querer sepultar tu carrera de un puñado de años, sin ninguna prueba, como si yo me dedicara a eso. No, Paula, yo hago periodismo. No trabajo ni milito, ni he trabajado ni he militado en ningún partido político, aunque algunos personajes mareados de tanta estupidez crean que sí.
En todo esto, reafirmo que lo que más les falta es autocrítica y dejar de creer que son el centro del universo cuando apenas ocupan un párrafo.