Nihon Hidankyo es el nombre que representa a la organización japonesa de sobrevivientes de las bombas de Hiroshima y Nagasaki y que fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz.
Es el comité Noruego del Nobel el que entrega este Premio y lo hizo por los esfuerzos del movimiento en lograr un mundo libre de armas nucleares y por demostrar a través de los testimonios de testigos que las armas nucleares jamás deberían ser utilizadas otra vez. Estas palabras fueron pronunciadas por el Presidente del Comité, Sr Jorge Watne Frydnes y debieran retumbar en todos los confines de la tierra y muy especialmente en los oídos de los líderes mundiales, los que están en un tris de apretar el botón rojo que lanza bombas nucleares al "enemigo". O sea, a diestra y siniestra, pues parece que habitamos un planeta de enemigos.
No se ha aprendido la lección, las bombas son horror y dolor. Bien lo saben los sobrevivientes de las bombas que lanzó Estados Unidos sobre estas dos densamente pobladas ciudades japonesas en agosto de 1945, causando la muerte de alrededor de 240.000 personas, civiles de todas las edades y ocupaciones.
Los "hibakusha" son los afectados sobrevivientes de las bombas y agrupa a 174.089 personas, algunos residentes en Japón, otros en Corea y unos pocos en lugares más remotos. A nombre de todos ellos su presidente agradeció el galardón y espera que éste sirva para acabar con estas armas. Insiste en que el mundo no está más seguro con las armas nucleares y contrario a lo que dicen los países que las poseen, el mundo es un lugar inseguro y tenebroso precisamente por la presencia de armas nucleares.
No era la primera vez que se postulaba a esta organización al Premio de la Paz, hace unos 20 años que su nombre aparecía en la nómina de inscritos, pero quedaban fuera en beneficio de otros supuestamente con más merecimientos. Aunque resulta "extraño" que este premio se le haya entregado al asumido Presidente de Estados Unidos, Barak Obama, por el aporte que podría hacer a la paz mundial. La verdad es que el mundo estuvo tan inseguro durante su mandato como antes y después de él, el premio fue un gracioso regalo a quien se erigía como el jefe del imperio, pero "obras son amores y no buenas razones" y el tiempo demostró la inutilidad del gesto (o guiño) a Obama y EEUU.
El reconocimiento a los hibakusha es merecido, la organización se creó el año 1956, 11 años después de lanzadas las bombas y han sido incansables en la búsqueda de prevenir una guerra nuclear, incluida la firma de un acuerdo internacional para la prohibición total y la eliminación de las armas nucleares. Al mismo tiempo recorren el mundo dando testimonio de los daños atroces y el sufrimiento causado por el uso de armas nucleares.
No es necesario ser sobreviviente de ese genocidio para entender el daño y riesgo a la humanidad que conlleva el uso de armas nucleares. Sin embargo, se desdeñan sus efectos y solo importan los beneficios que puede aportar su uso al "ganador" de la guerra. Beneficios económicos obviamente y todos a corto plazo.
Esos son los signos de este tiempo: ganar acá, ahora, no importando como quede el mundo cuando yo no esté. De allí que este galardón sea un mensaje poderoso para los líderes mundiales, sobre todo de aquellos países que están en guerra y poseen armas nucleares, como es el caso de Israel. Las próximas generaciones deben estar protegidas de los horrores de la guerra nuclear. ¿Habrá próximas generaciones?