Editorial, Redacción Siempre hemos sostenido que es sumamente relevante que la gestión del gobierno esté en permanente evaluación por parte de la ciudadanía, y es bueno que así también lo entienda la administración de turno, que siempre está sujeta al escrutinio popular, algo que por cierto le hace muy bien a nuestra democracia.
El guro Gobierno sabe que deberá ser más proactivo, más eficiente y actuar de forma oportuna y clara en aquellas áreas más relevantes de su gestión, y más sensibles para la gente. Porque en esta y cualquiera administración, no se debe perder de vista que la gente se pregunta a diario cómo lograr un mayor nivel de desarrollo en esta región apartada y en evidente rezago respecto al resto del país.
Una inquietud que lleva años planteándose desde la ciudadanía y que puede tener muchas respuestas, dependiendo del enfoque que se le dé. Pero hoy, la región y el país viven un momento determinante, con una reactivación económica que ya da mejores señales y que impactan en el estado de ánimo colectivo del país.
Las condiciones o características "especiales" que tiene la zona en materia económica y productiva definitivamente merecen mucha más atención de la que históricamente ha tenido, porque las evidencias de nuestro subdesarrollo son tan categóricas, que el tema incomoda y genera reacciones de molestia de las autoridades de turno cuando planteamos esta realidad.
Y decimos autoridades de turno porque este problema se arrastra desde hace décadas y se ha convertido en una realidad que ya marca un sello y que deja en evidencia que desarrollar este territorio austral no es una tarea fácil, lo que hace pensar que se deberían redoblar los esfuerzos y las ayudas para poder lograr una meta tan prioritaria como esa.
Esfuerzos que deben traducirse en políticas públicas que reconozcan esa condición "especial", y ayudas como incentivos o subsidios, que se hagan cargo de "equiparar la cancha" en aquellos ámbitos donde el libre mercado y la libre competencia simplemente no logra empatizar con las demandas de las comunidades.
Insistimos en este punto; es tremendamente necesario sumar voluntades y planificar con consenso y seriedad, una propuesta de desarrollo amplia e integradora, poniendo en valor la unidad regional como uno de los pilares fundamentales para alcanzar las metas que tanto anhelamos. No hay otra fórmula, tenemos que dejar la crítica y de una vez por todas comenzar a recoger las propuestas de los distintos sectores, para desde ellas, definir la hoja de ruta que nos lleve a un desarrollo efectivo.





















