En la última década, el avance de la tecnología ha revolucionado nuestras vidas y facilitando nuestras actividades diarias. Pero, este desarrollo también ha traído consigo nuevas formas de criminalidad, y los delincuentes han encontrado en el ciberespacio un escenario para llevar a cabo sus actividades ilícitas. En la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), hemos sido testigos de cómo el anonimato que proporciona la tecnología permite a los ciberdelincuentes esconderse detrás de perfiles falsos, utilizar herramientas para ocultar su identidad y realizar estafas a escala tanto local como internacional.
Nuestra región no ha estado ajena a esta tendencia. A lo largo de los años, se ha evidenciado un aumento significativo en la cantidad de delitos económicos perpetrados a través de las distintas plataformas. Desde nuestra Brigada Investigadora de Delitos Económicos Coyhaique, la labor se ha centrado en identificar y combatir las modalidades más frecuentes de estafas y fraudes digitales que afectan a los ciudadanos de nuestra región. En este contexto, las principales dinámicas delictivas, han sido los falsos ofrecimientos, el fenómeno del falso ejecutivo y las estafas telefónicas.
En el caso de los falsos ofrecimientos, estos han experimentado un alarmante aumento en comparación con años anteriores, con un total de 106 casos reportados hasta el 30 de septiembre del 2024, más de la mitad del total alcanzado durante todo el año pasado. En esta modalidad criminal, los delincuentes presentan ofertas aparentemente legítimas en redes sociales o sitios web, con el fin de atraer a sus víctimas y conseguir dinero de ellas por medio del engaño.
Por su parte, el fenómeno del falso ejecutivo ha registrado un aumento, pasando de 4 casos el año 2021, a un total de 24 a septiembre de este año. Este tipo de estafa implica la suplantación de ejecutivos de empresas, instituciones financieras o entidades de confianza, quienes, utilizando la apariencia confiable de un trabajador de éstas, engañan a las personas para que entreguen datos sensibles o realicen transferencias de dinero.
Dentro de las formas que tienen para engañar, además de ofrecimiento de supuestos créditos o beneficios económicos, está la supuesta "situación de seguridad", donde logran convencer a las personas para que proporcionen información confidencial, como sus claves de acceso bancario, poniendo como excusa supuestas transacciones maliciosas o intento de ingreso de algún delincuente a sus cuentas, lo que posteriormente son utilizados para sustraer dineros de las diferentes cuentas bancarias. Adicionalmente, hemos observado un incremento en la clonación de cuentas de WhatsApp a través de phishing, así como en la creación de negocios fachadas en redes sociales, donde se ofrecen productos que nunca son entregados a los compradores.
Estos delitos se han convertido en una creciente preocupación en las comunas de Coyhaique y Puerto Aysén, donde gran parte de las víctimas residen.
Por otra parte, es imperativo que los ciudadanos comprendan los riesgos asociados a las transacciones comerciales informales, particularmente, en entornos digitales. Al estar más alertas y entender los patrones de conducta delictiva, las personas podrán protegerse mejor y evitar convertirse en víctimas de estafas.
La PDI, en base al análisis criminal, desarrolla procesos para anticiparse a estos nuevos métodos de fraude y proteger a la ciudadanía. La tecnología es una herramienta poderosa, pero también es responsabilidad de todos aprender a protegernos de quienes buscan aprovecharse de ella para delinquir.
Finalmente, es fundamental limitar la oportunidad a este tipo de delitos y de manera multisectorial trabajar mancomunadamente en beneficio de la comunidad. Trabajaremos incansablemente para adaptarnos a los nuevos desafíos que plantea el mundo digital y proteger la tranquilidad de los habitantes de nuestra querida Región de Aysén.